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23/11/2020
Hubo una época en la que el deporte rey (al menos en mi casa) era el BALONCESTO. Siempre...
Hubo una época en la que el deporte rey (al menos en mi casa) era el BALONCESTO. Siempre recordaré ver esos partidos en televisión junto a mi hermana Mayte y mi padre, aunque siendo realista yo lo que estaba esperando por regla general es que acabaran para a ver si con suerte ponían dibujos animados, con todo y con ello me atraía bastante más que el omnipresente futbol.
Durante muchos años, Antonio y Fernando Martín, Chechu Biriukov, Epi, Sabonis, y un largo etcétera eran nombre habituales a mi alrededor, y la posibilidad de poder ir a ver al equipo de baloncesto de mi ciudad, el Caba, era una opción solo reservado a mi hermana que llegó a ir hasta a un campus veraniego del equipo. Yo mientras tanto me alejaba poco a poco pero irremediablemente del placer de contemplar el transcurso de cualquier evento deportivo que no fuera estrafalario, raro o minoritario.
Por eso cuando Los blancos no la saben meter llegó hasta los cines yo estaba en una honda más cercana a las pelis de acción, terror y aventuras y no fue hasta muchos años después que me encontré con esta cinta. Y sin llegar a ser de mis películas favoritas se metió dentro de ese apartado de pelis sobre barrios que poco a poco se hacía un hueco en mi memoria cinéfila junto a Los Colegas del Barrio o House Party.
Una película que sin duda he disfrutado de lo lindo en este reencuentro y que me quedo con toda esa retahíla de vaciles y jerga callejera que pese al paso del tiempo me sigue sacando una sonrisa.
Por ello y mucho más que escucharas en el transcurso del programa hoy nos hemos juntado en esta pista de baloncesto a echar unos tiros libres y ya de paso para chulearnos durante algo más de dos horas un equipo de colegas formado por Chamchi Biriukov, Deivit Sabonis el aquí escribiente Domingo Sibilio y desde el banquillo soltando chascarrillos sobre nuestras madres Paul Petrovich.