
Descripción de 124: Orgullo de Padre 6tf6b
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Buenas tardes a una nueva edición de Compatillas y a lo loco, el Cadillac de los programas de radio.
Que hoy va a ser el baby coche, los celos.
La masicosi.
Buenas tardes queridos amigos, sí, hoy vamos a dedicar el programa a los chiquitines, a esos padres valientes que se atreven a mostrar a sus criaturillas en las portadas de sus discos.
Y es que el otro día, buscando portadas con chuchillo, nos dimos cuenta que muchos artistas, sobre todo cantautores, en las bandas es más difícil, mostraban a sus criaturillas.
Y pensamos, joder, que mejor manera de promover la paternidad, este día del padre, dedicarlo a esa gente que tuvo el orgullo y la decencia de poner a sus hijos en los discos.
Tenéis que tener hijos, aunque sea para pillar esos 100 eurillos que dan a la madre trabajadora y que acaban en la estantería de discos, en algún otro vinilete.
En homenaje a esos padres que muestran a sus criaturas y también una manera, así un poco, la hina de traer a esos cantautores de los años 60, que de otra manera igual se nos hubieran quedado en las bandas criando malvas durante otra década.
Bueno, se acaban las trompetillas y vamos a ir arrancando con un personaje importante, es Fred Neil.
Este Fred, que fue un pionero allí en el Greenwich Village y enseñó a casi todos los que vinieron después, no sólo cómo rasgar una guitarra, sino cómo hacerse también un canutillo.
El mismo Dylan, Dino Valenti, Karen Dalton y unos cuantos más seguirían a pies juntillas sus enseñanzas.
Este muchacho que había comenzado ya a finales de los 50 y que en este segundo y mejor disco, que se podría denominar como el paradigma del sonido songwriter, cogería éxito pero años después, a raíz de la versión que hizo el amigo Nilsson del Every Boy's Talking, se reeditaría en el año 69 y allí sí que empezó un poco a sacar algo de dinerillo el pobre.
Pero no mucho, porque el tío era hippie de verdad, no de los que vestían como indios. Este tío le daba lo mismo todo. Después hizo ese disco tan raro, el Session, que se le va la pinza totalmente.
Pero el caso es que aquí en la portada del Fred Ney en el 66 sale abrazado a un chavalín que creemos que es su primer hijo Kenny, ya que hemos estado investigando sus apareamientos y su primera esposa lo hizo en el 59, una tal Ella Inverman.
Precisamente se casó porque le hizo un bombo. Luego hemos determinado que el de la portada es Kenny.
Venga, vamos a oír una canción de Tío Fred, que se llamaba Sweet Cocaine.
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