15 de mayo 2025 - Juan 13, 31-33a. 34-35 - Don Jesús 3r3y5l

Con vuestra licencia, soberano señor sacramentado, Jesús resucitado, que estás aquí hoy en medio de nosotros en la custodia, con tu cuerpo, con tu sangre, con tu alma y con tu divinidad, que nos miras y nos ves, aunque nosotros miramos y no podemos verte, porque has querido, con tu humildad, esconderte bajo la apariencia del pan y del vino. Y no por no verte dejamos de tener esa seguridad interior que estamos ante el Rey de reyes y el Señor de los señores, el que ha vencido a la muerte y el que nos ha asociado a su victoria.

Un jueves más, estos días son para acordarnos especialmente de los estudiantes que entran ya en esa fase de exámenes, finales, de terminar curso, los jóvenes que preparan la BAU, creo que ahora ya no se llama así, pero en fin, yo como soy antiguo, era hace unos años, y es un momento también, por supuesto ya lo hicimos el jueves pasado, para volver a encomendar expresamente al Papa León, que yo creo que a la mayoría de nosotros nos ha llenado pues de esperanza, de ilusión, estrenar un ministerio, un hombre que es un pobre servidor, fraile Agustino, que es como el Señor le quiso al principio y después ya le llamó a ser obispo en un país de misión y por último a ser cardenal.