193 Una empresa inclusiva, una suegra adoptiva y un muro a traición. p596l

37,2 es fiebre, Cristina.

Febrícula. La pediatra dijo febrícula.

Medido en el recto, sí. Medido en la axila equivale a 38. Podría ser meningitis.

Ya nos vamos al centro de salud, cállate.

¿Qué coño es esto? Un muro de ladrillo.

Gracias, Martín.

¿Pero qué hace aquí? Anoche no estaba.

Cris, la niña. ¿Por dónde salimos? Por el almacén de la cafetería.

Se escapó pronto.

¡Andy! Esto es un puto chiste.

¿Qué pasa? Cristina, que está muy enferma. Corre, ábrenos al almacén.

La llave la tiene el voz.

Cris, llama a Amador por el telefonillo.

¿Cómo? Los telefonillos están fuera.

¡Coño, pues sube a avisarle! ¿Que no hay ascensor? Espera, que miro en el manojo. A ver dónde lo he puesto.

Como en otro cerebro.

37,4. Está subiendo.

Pues atrás.

También está cerrado.

¡Joder! ¿Cocinillas? ¡Controla a tu mujer! Por la puerta.

¡Es una emergencia! ¡Había dado la salida a la calle! ¿Qué? ¿Tú no te has enterado? 12 personas.

¡Ya está! Invadido los dominios de los exteriores, tenéis que pagar un billar.

Antonio, me está muy mal de la cabeza.

Como no quites ese muro, ¡inmediatamente te demando! ¿Ahora buscar abogado? No, si ya tenemos.

Para hablar con tu amiguita luego.

¡Que Rebeca no es mi amiguita! ¿Se ducha en casa y no es tu amiguita? Y tu falta gravísima, ¿eh? Cuatro puntos menos en tu carnet de portero por dejarte la ventana abierta.

Que no, que estaba mal cerrada.

No, que has dimitido.

Pues venga, recoge tus cosas y a tomar por culo de aquí ya.

Que voy a tapear también la portería.

Bueno, a ver, ¿qué está pensando? ¡Ajá! ¡Reculas! Sí, sí, al final me quedo.

Perfecto.

Pues venga, mete los cubos.

Pero me cojo la baja, ¿eh? Así sigo cobrando y puedo vivir aquí, pero sin currar.

¿Y por qué te vas a coger tú la baja? Por ley no tengo por qué decírselo.

Pero bueno, se lo digo.

Depresión.

¿Depresión tú de qué? Pues una cosa muy gorda que tengo.

¿A qué está bien pensado? ¿Con qué? Tú eres un estafador.

Cuidao, que estoy muy sensible.

No me digas cosas feas.

Bueno, me voy al gimnasio que me lo han recomendado.

Para generar endorfinas.

¿No vas a ser tan tonto? La que sé a decir.

Esa botiga era sexy.

¿Qué quieres? A ti.

¿Volvemos? Tengo el lubricante Tutti Frutti a medias.

Amador, me estás volviendo loca.

¿Y tú a mí? Déjame, no juegues más conmigo.

Tuviste una oportunidad y la dejaste escapar.

Uy, eso es una canción, ¿no? Que te pires.

Ahora soy yo la que te deja a ti.

Anda, sí sé que te pone a hacerte la estrecha.

Si lo estás deseando.

¡Hostias! ¿Esto qué es? Desodorante para pies.

¡Fuera de mi farmacia! ¡Pica! Pichu.

¿Bombón? Un respeto.

Nada, que Menchu se ha ido a hacer la compra y he dicho voy a ver qué hace mi vecina favorita.

¡Wow! ¿A qué huele aquí? A unos huevos podridos que la hija de puta de tu suegra me reventó en el hueco del horno.

¿Perdona? No, no, no, no tiene gracia.

Da igual lo que friegue.

No, no, se va la peste.

¿Pero cómo te va a meter Menchu huevos podridos ahí dentro? Como venganza por el holocausto, Paloma.

¡Fuiste tú! No, empezó ella, cortándome el agua de la ducha.

Pero no se lo cojas ahora.

¡Eh! Necesito dinero.

¿Pero tú no estabas enfadada? Sigo enfadada, ¿qué tendrá que ver? ¿Vuelves o no vuelves? Sí, sí, sí, ya estoy en Berlín.

Lo que pasa que el vuelo a Madrid salía 30 euros más barato con escala en París.