2.- LA PALABRA VIEJA 8687

Hola, bienvenidas a una nueva entrega.

Os extrañará que hable así, tan bajito, a la sala de prensa, que es un lugar en el que hace muchísimo...

Aburrimiento voluntario.

Aburrimiento voluntario.

Aburrimiento voluntario.

¿Qué es? Si es que eres vieja.

Yo pienso que es una vieja.

Para mi vieja, cuando tenía, pues, 10 años o por ahí, era una persona de 30.

Yo ya la llamaba vieja, porque la veía sumamente mayor.

La palabra vieja me sorprende, me pilla contracorriente.

Sinceramente, dicho de esa manera, yo creo que se usa como peyorativamente, o sea, tiene una connotación como de inutilidad, como de ya has hecho lo que tenías que hacer, ya no cuentas, ¿no? Para mí tiene dos significados diferentes.

Uno de cuando yo era niña en mi pueblo, ser viejo, te decían, déjala, ¿no ves que es viejita? Esa señora mayor, de las de pañuelo negro a la cabeza, había que cuidarlas.

Eran las que se quedaban en casa al lado de la lumbre baja, y entonces había que dar como una ternura a esa imagen.

Luego, cuando ya vas a otras zonas y empiezas a ser mayor, resulta que ser viejo es ser no vales para nada, da igual, que te miren, que no...

Es un concepto diferente del de quédate en casa, porque tanto has trabajado y hay que cuidarte, anda, quédate en casa.

La palabra vieja he ido cambiando según me he ido haciendo mayor, porque al principio es verdad que la veía así, pero desde hace muchos años la he positivizado totalmente.

He visto en la palabra vieja y en el término de la gente que se le consideraba vieja, un valor añadido a lo que considerábamos antes a la gente mayor, y de hecho, experiencia, calma, reflexión, análisis de las cosas, que no lo he visto en mucha gente mucho más joven.

Entonces la palabra vieja la he convertido en algo positivo, y en viejo, vamos, y en todo lo que tiene un acúmulo de circunstancias positivas que se han ido sumando, como un valor añadido, en realidad, de lo que se tiene antes.

Desde ese punto de vista veo una palabra, veo reivindicativo el tema de asumir que ser viejo es positivo, no es negativo.

Yo no cambiaría nada.

Mi situación actual, que estoy al borde ya de los 70, y estoy feliz de la vida, me permito muchas más cosas, me preocupa menos la opinión de los demás, tengo experiencia que me ha dado la vida.

Quiero decir, acepto las adversidades, me sitúo de otro modo.

Decís que soy vieja, pues soy vieja, pero yo no me siento vieja.

Es que estamos diciendo, yo ya no me considero vieja, es que no sabemos qué es vieja.

¿Qué es vieja? Ella, en el libro, lo reivindica, y a mí me parece precioso, el título de yo vieja, como una manera de ir contra la corriente de lo políticamente correcto.

De todos esos eufemismos que se han usado, la tercera edad, la edad dorada...

Yo soy vieja porque he llegado ya del pasado de los 60, pero yo no me siento vieja en el sentido que podríamos decir negativo, sino en el sentido de que tengo una experiencia.

Y además estoy muy orgullosa.

Entonces, por eso ya lo reivindica.

¿Habéis dado cuenta de que lo que se está debatiendo aquí son las impresiones del título de este libro de Ana Freixas, que ha rulado por el grupo Yo Vieja, y que suscita, supongo que intencionadamente, tantas reacciones encontradas? Se me ocurre que quizá la respuesta a este dilema esté en el subtítulo de este libro.