
205. Comunicar en tiempos de León XIV 134o4o
Descripción de 205. Comunicar en tiempos de León XIV 6f6663
Cada pontificado imprime un estilo propio de comunicación, reflejo de la personalidad, visión teológica y prioridades pastorales del Papa. Juan Pablo II apostó por una presencia activa y altamente simbólica, mientras que Benedicto XVI prefirió una comunicación basada en el pensamiento y el diálogo intelectual. Francisco, por su parte, orientó su forma de comunicar hacia la cercanía, la empatía y el o con los márgenes, rompiendo con la nostalgia de una cristiandad ya extinguida y proponiendo una Iglesia en salida. Con la llegada de León XIV se abre una nueva etapa que plantea interrogantes sobre el rumbo que tomará esta dimensión clave del pontificado. Su primer mensaje al mundo lo mostró comprometido con una Iglesia que camina junto al pueblo, que se deja interpelar por el sufrimiento y que quiere estar presente en los debates más urgentes del presente que dirigen a la humanidad hacia la paz global. Inspirado por la figura de León XIII asume también la responsabilidad de actualizar la dimensión social del Evangelio, pero desde una identidad propia que conjuga la tradición agustiniana, el espíritu sinodal y la continuidad de las reformas previas. Está por ver cómo se integra todo ello en un estilo comunicativo que pueda superar los obstáculos de un presente no siempre receptivo a la palabra que emana de la Iglesia. 5j3m2j
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Hola, ¿qué tal estás? Ha pasado una semana desde que la Iglesia Católica tiene un nuevo papa como sucesor de Pedro y ya lo sabes todo sobre él, de dónde viene, cuál fue su juventud, cómo es su familia, dónde ha desarrollado su ministerio y hasta si le gusta llevar zapatos o zapatillas. El tiempo del luto pontificio quedó atrás y medio mundo ha pasado de un momento a otro de ser experto en cónclaves a serlo en León XIV.
Siempre resulta más fácil acercarse a la información de cualquier tema cuando no es algo de lo que un gran número de gente quiere sacar partido. En esos casos, la verdad última, la que subyace por debajo de todas las capas con las que se la adorna, pues resulta infinitamente más complicada de encontrar.
¿Quién es León XIV y hacia dónde dirigirá la iglesia? Es algo que no podemos siquiera saber aún porque hasta su último día como papa no tendremos todos los datos para hacer balance, y ni siquiera entonces porque su pontificado se inserta en una tradición de mayor envergadura temporal y habrá que tomar en consideración también a sus antecesores y sucesores.
Así que, hoy, algo más de una semana después de contar con un nuevo papa sobre el cual ya se ha dicho de todo, vamos a desmarcarnos un poco de la tendencia general de conocer hasta los detalles más íntimos y haremos un ejercicio de razonamiento un poco distinto. Si te quedas conmigo, durante los próximos 30 minutos nos vamos a concentrar en algunos retos que podrán formar parte del actual pontificado. Soy José Antonio y te doy la bienvenida al ducentésimo quinto episodio.
El número de vida nueva de esta semana trae en portada a León XIV, cuya imagen acompaña del titular Reforma Abierta. Tras el fallecimiento de Francisco, la pregunta era si la iglesia habría de continuar por la senda iniciada por él o tomaría un rumbo diferente. Además de ello, se han multiplicado los análisis que empezaron desde el primer minuto en el que salió al balcón. El nombre elegido, la vestimenta, las palabras, todo cuenta.
¿Qué cantidad de presión? Más de mil millones de personas con los ojos puestos en ti, cada cual con su propia expectativa. ¿Es ahora cuando toca hablar sobre el debido cuidado a la salud mental de los pontífices? ¿O aún no estamos en ese siglo? Desde aquí te pido que a mí no me propongas nunca para papa, que a lo mejor el día anterior a la fumata blanca he dormido fatal y salgo al balcón con un botón desabrochado.
Lo que he visto del panorama podría ser interpretado como un símbolo del fin de los tiempos y no como lo que es en sí mismo, una constatación de que los seres humanos tenemos limitaciones concretas que se manifiestan de infinitas formas. Precisamente sobre eso estaba yo reflexionando cuando me vino a la mente un planteamiento que es el que voy a compartir contigo.
No sé si me estás escuchando desde España o desde más allá de las fronteras, así que no sé cómo se hace esto en el país donde vives. Aquí, cuando hablamos sobre la altitud de una montaña o de otros accidentes geográficos, utilizamos la referencia del nivel del mar que se encuentra en Alicante. Se decidió así en el siglo XIX por su escasa variación a lo largo del año y todo el país se midió con ese punto de referencia. En otros lugares se hace de otro modo.
Lo que yo me preguntaba es, ¿a la hora de evaluar a León XIV, dónde se encuentra el nivel del mar, la cota cero? ¿En el pontificado de Francisco? ¿El de Benedicto XVI? ¿San Pío X? ¿Adriano VI? ¿Jesús? Porque claro, aquí hay varios matices a tener en cuenta. La comparación externa siempre colocará a León XIV bajo una sombra que podría estar ocultando su propia luz. Y si se analiza el pontificado desde sí mismo, aparece el peligro de la autorreferencialidad. ¿Qué complicado es esto y cómo contrasta con la cantidad de expertos y expertas que han salido incluso de debajo de las piedras durante los últimos días? Esta misma teoría.
Comentarios de 205. Comunicar en tiempos de León XIV 6k6m73