363. Sexo y lo surja: Morir follando 294o2x

¿Qué pasa? Buenos días, buenas tardes, buenas noches, amigos amigos guerreras. Cuando estáis escuchando Patatín Patatero, por fin volvimos a la radio y sonó esta canción.

Este gitardo increíble presentando a la única, la divina, a la guadalajarense, ¿cómo se dice eso? Ahora lo veremos. A una persona que ya no vive en Madrid, pero la queremos igual. No es otra que la fanástica Zalí. Ahora sí, ahora sí. Háblame, háblame.

¿Qué pasa? Que tengo que estar empadronada aquí, va a tener micro.

Habla del mar marinero. Oye, te voy a decir, no vivo en Madrid, pero una línea, ¿eh? Bueno, las líneas para algo están.

No, soy manchega. ¿Cómo se llama? Guajareño. Guajareño.

No, Guajareño era un bar que había aquí. Ah, ¿sí? El guajareño. ¿Cómo se dice eso? Gentilicio. Gentilicio, claro.

Gentilicio de Guadalajara, que es difícil todo, ¿no? Mira, ya Google nos lo dice. Es que Google está escuchando a tope. Está sonando, ¿eh? ¿Es residente por ahí? ¿Cómo puede ser? Ay. Ahora.

El gentilicio de Guadalajara es… No, pero esto de México. ¡España, cabrón! Se enfada. Guadalajareño, pues vaya, la historia.

¿No es mejor decir que soy guajareña? No, yo te voy a llamar Gataparda.

Vale. Vale, los de Guadalajara… Y tú a ti subnormal, ¿vale? Sí, claro.

Los de Guadalajara, Gatapardos. Vale.

Los de Ciudad Real son Culipardos.

Vale. Y los de Jaén, Onubenses.

¿Onubenses, no? ¿Onubenses? ¿Onubenses? ¿De dónde es? No, de Huelva.

De Huelva, joder. Bueno.

Al lado, quiero decirte una cosa. Dime cosas.

Me parece feísimo que este señor, que no puede hablar, haya venido a mi casa antes que tú.

Ya, bueno. Es que yo no tengo una fulgureta tan gorda.

Ya, ni nada. Ni nada.

Ni carne siquiera. O sea, si tuviera carne al menos, pues seguro que te habría estado por allí.

Pero si juegas a futbolín, hay que hacer por Roberto.

Y yo, pero me divierto.

Pero efectivamente, además es futbolín de Atleti-Madrid, ¿verdad? El típico.

Abro debate aquí. ¿Qué os parecen los futbolines esos ondulados? Ah, todo, todo.

Y lo que no tenga...

O sea, lo que no sea de madera, estos que son así de plástico.

Una mierda, una mierda.

Es un buteo, ¿no? Se llamaba eso.

El buteo era el de pulsar a los futbolistas.

No, pero eso no es un futbolín.

Ah, un futbolón.

Sí, un futbolón, eso es.

¿Sabes lo que me gustaba mucho? Las chapas.

Yo era muy chapas.

Siempre he sido muy chapas, pero era chapista.

Era chapero.

Pero ni siquiera el diseño.

Sí, pintar, sí.

Chapitas guapas de camisetas del Inter.

Y Peonza. Peonza era mi top.

¿Y la pintabas bien? La pintabas.

¿Unos buenos chinchetas arriba para que no te partieran el peón? Sí, la cigüeña.

Eso típico, ¿eh? ¿La cigüeña le llamabas? Al picotazo mortal.

La que tenía más largo.

¿Cómo? Era con más punta.

La reina.

¿Había como el peón básico y una que tenía un pivote arriba? No.

No.

Era para que no te la partieran.

¿Qué vale? También me encantaba lo que yo llamo las bolas de amena.

Porque las mías eran de amena.

Dos cuerdas, dos pelotas y tú hacías clac, clac.

Arriba y abajo.

¿Como con una raqueta en medio? No, solo.

Dos cuerdas, dos pelotas y iba chocando, chocando, chocando hasta que chocabas arriba y abajo.

Y si a mí me pillaban servicios sociales mis padres iban para delante porque yo tenía la mano...

¿Te acuerdas de las dos bolas que hacían chispas? Joder, pues había dos bolas que eran como de pólvora y entonces hacían ¡pa! Y luego aviones que tenían pólvora.

Los aviones esos, a mí me daban miedo y lloraba.

A ver Robert, ¿qué dices? Yo digo que eran las dos bolas que chocabas y empezabas a tirar chispas a muerte.