38 - Enoshima 54u4o

Estás escuchando RUMBO A JAPÓN, un podcast destinado a todos aquellos que, como nosotros, tienen el irresistible deseo de viajar a Japón.

Yo soy Noelia.

Yo Rubén.

Cada semana dedicaremos un rato a compartir con vosotros nuestras experiencias y descubrimientos en Japón, con la esperanza de que os ayuden a preparar el viaje y a disfrutarlo al máximo.

Y si te estás preguntando, ¿por qué escuchar este podcast? El bosque de los suicidios está al pie del monte Fuji y alguien lo tenía que decir.

En este segundo capítulo de esta serie de capítulos especiales volvemos a daros datos que tenéis que conocer cuando vayáis a visitar el monte Fuji.

Para este segundo capítulo había pensado en hablar un poquito de la parte mística, de la parte misteriosa, de la parte folclórica, la parte de leyenda de lo que es en sí el monte Fuji.

Está muy presente en toda la cultura japonesa.

Está recortado en el horizonte, es una presencia imponente, está en el camino entre las ciudades más importantes de Japón, entonces es normal que salga en cuentos, tradiciones, etcétera.

Ya en el primer capítulo dijimos que el monte Fuji es un lugar religioso.

Sí, un lugar sagrado.

Es sagrado tanto para los budistas como para los sintoístas y además por motivos un poquito diferentes e iguales a la vez.

Básicamente los sintoístas lo considerarían lo que nosotros hablaríamos de un camino hacia el cielo.

Del mismo modo que los griegos situaban a sus dioses en lo acima del monte Olimpo, porque estaba muy alejada y estaba apuntando hacia el cielo, los sintoístas creían que las almas de los difuntos ascendían por el monte Fuji hasta convertirse en kami, es decir, hasta convertirse a sí mismo en dioses de estas dioses de la naturaleza que están presentes en absolutamente todo.

Los budistas en cambio consideran que el monte Fuji tiene la forma del centro de la flor de loto.

Es una de las simbologías del budismo.

Por eso es sagrada para las dos religiones mayoritarias de Japón.

La mayor parte de las leyendas van a estar relacionadas más con la parte sintoísta, con las almas, con la trascendencia hacia planos superiores.

Al final el sintoísmo es la religión natural de Japón, el budismo fue importado.

Sí, desde China a través de India.

El caso es que yo creo que la leyenda más antigua acerca del monte Fuji, o mejor dicho, la aparición del monte Fuji en una leyenda, la primera de la que se tiene constancia es el cuento del cortador de bambú, también conocido como la historia de la princesa Kaguya.

Si no la conocéis, Ghibli tiene una película preciosa bastante reciente, que es muy bonita de ver, aunque omiten la parte final de la historia, que es precisamente la que sucede en el monte Fuji.

Y es que cuando la princesa Kaguya tiene que volver a la luna, le deja al emperador un regalo, que es el elixir de la vida eterna, que le dan a tomar antes de regresar.

El emperador cuando recibe la carta despidiéndose de la princesa y el elixir, decide que son cosas que no son de este mundo, y por lo tanto no debe tenerlas.

Así que envía una delegación de hombres importantes al alto del monte Fuji a quemar la carta y el elixir, que nunca se deja muy claro exactamente qué consiste, si es una bebida, si es algo que se come, no lo deja claro.

De hecho la historia termina diciendo que aún se pueden ver de vez en cuando elevarse las volutas de humo del elixir de la vida eterna, todavía quemándose en lo alto del monte Fuji.

Hay que decir que cuando se contaba esta historia el monte Fuji aún estaba en activo, y salían fumarolas desde lo alto del monte Fuji, ahora ya no pasa.

Esto va a verse luego reflejado también en muchos otros cuentos o muchas otras tradiciones en las que se habla de eremitas que viven en las laderas del monte Fuji y que conocen el secreto de la vida eterna, sale en otros cuentos también.

Si queréis saber un poquito más sobre la historia de la princesa Kaguya, hay un montón de versiones por internet, hay un montón de versiones en libros, está la versión de Ghibli que me parece súper chula porque no convierte a la princesa Kaguya en una especie de muñequita de porcelana así medio escondida que no pinta nada en la historia.