8X119 (07/05/2025) Hay Alguien Ahí…y el poder de la amistad 5l4p26

¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Buenas tardes y bienvenidos un día más.

Mayo es una época bastante extraña.

Comenzamos un tránsito de nostalgia amarga por el cierre de tapas que se palpa de forma mucho más intensa que los finales de diciembre y la inestabilidad climática se acompasa de forma bastante irónica con la incertidumbre emocional que sentimos al verlas venir de frente y al saber que tendremos mucho tiempo y mucho en lo que pensar en los siguientes meses.

Si eres madrileño y te gusta serlo, una combinación bastante común, Mayo es una época repleta de opciones atractivas, de ver venas, de parar y ver que entre tanto frenes sí existe gente a la que le gusta salir a la calle y concentrarse para celebrar que algo les une entre tanta alternancia cultural.

La semana pasada celebramos el 2 de mayo, en breves festejaremos San Isidro y a mí me encantaría que cada 7 de mayo, como hoy mismo, celebrásemos que Almudena Grandes existió y que era un poco nuestra.

Yo siempre he creído que Madrid es el sitio idóneo porque lo tiene todo.

A mis amigos, el banco donde me di mi primer beso, la frutería donde me regalaban picotas de pequeña, el recorrido inercial y favorito de mi padre un viernes por la tarde y muchas calles nostálgicas que Pérez Galdó se trató a través de los soportales de la Plaza Mayor y que yo tantas veces he leído en las edades de Lulú, Malena es un nombre de tango, o en las recopilaciones de Mercado Barceló.

Almudena Grandes nació hace 65 años y nos dejó un pesar de corazón indescriptible con su partida hace apenas 4.

Pero dejó también un legado inolvidable que la mantendrá eternamente anclada al asfalto del lugar que plasmó con la belleza del lenguaje y la benevolencia de la inmortalidad del arte.

Una de las cosas que más comenta la opinión pública, además de que Madrid te acaba chupando la energía de forma radical si no sabes torearla, es la generosidad de quienes la habitan como consecuencia de la selección natural que te planta en un momento y en un lugar concreto para desarrollarte como persona.

Hay mucha gente emocionada por dar una vuelta, por enseñar que la capital sí que tiene cosas además de oportunidades laborales y por explicarte cómo hizo esta hija predilecta de la urbe que somos el resultado de muchos conjuntos históricos humanos profundos de cambio y ejemplo social.

El arte actúa como puente entre las personas y Madrid, además de contar con 33 al lado de un río desvergonzadamente seco, cuenta con personas generosas que han empleado su capacidad descriptiva para que podamos encontrarnos entre las luces y sombras que canalizan el vértigo del transcurrido de los años y para concienciarnos de que existió un aquí y ahora distinto pero bajo las mismas farolas, con los mismos miedos, ansias, expectativas y con una retaíla espectacular de obras que propician este amor desmedido que aporta el sentimiento de pertenencia entre claveles, chulería de más, cuadros de Goya y dramas de Jacinto Benavente.

Madrid es muchas veces criticada por esa sensación aglutinante de personalidades que por falta de tiempo y conocimiento acabamos acusando de vacías.

Somos de tantos lados que olvidamos la importancia de tener referentes que, como decía Almudena, estaban orgullosos de nunca haber pronunciado una frase con los pronombres correctos, hablar demasiado deprisa, comerse la última D de todos los participios y llevar el nombre de la patrona.

Madrid está lleno de gente y sólo puede suponer que existe el triple de amor, el triple de cosas que hacer y el triple de motivos por los que sentirse agradecido y deberíamos dar las gracias todos los días por el intelecto, la pasión y el legado de una mujer extraordinaria que, como a muy pocos, le gustaba vivir en tribunal.

Hoy viene a narrarnos, creo que cinematográficamente, la derrota del Barça de anoche, Joan Riba en vez del director.

Seguimos dentro de la pantalla porque viene Gennady Gómez en series.

Y no paramos con el espectáculo porque también viene luego la butaca con Violeta.