
Descripción de #98. También el temor puede ser un don 2m1o21
El don del Temor de Dios no es tenerle miedo a Dios, sino el temor de apartarnos de Dios porque reconozco que qué es de mí sin Él. Se trata, nos dice el obispo Munilla de entender que lo importante en mi dice es huir de lo que desagrada a Dios y buscar siempre y en todo lo que a Él agrada, lo que le da gloria. No tener falsos ídolos. El papa Francisco el 11 de junio del 2014 nos decía: “El temor de Dios nos hace tomar conciencia de que todo viene de la gracia y que nuestra verdadera fuerza está únicamente en seguir al Señor Jesús y en dejar que el Padre pueda derramar sobre nosotros su bondad y su misericordia. Abrir el corazón, para que la bondad y la misericordia de Dios vengan a nosotros. Esto hace el Espíritu Santo con el don del temor de Dios: abre los corazones. Corazón abierto a fin de que el perdón, la misericordia, la bondad, la caricia del Padre vengan a nosotros, porque nosotros somos hijos infinitamente amados. Cuando estamos invadidos por el temor de Dios, entonces estamos predispuestos a seguir al Señor con humildad, docilidad y obediencia. Esto, sin embargo, no con actitud resignada y pasiva, incluso quejumbrosa, sino con el estupor y la alegría de un hijo que se ve servido y amado por el Padre. El temor de Dios, por lo tanto, no hace de nosotros cristianos tímidos, sumisos, sino que genera en nosotros valentía y fuerza. Es un don que hace de nosotros cristianos convencidos, entusiastas, que no permanecen sometidos al Señor por miedo, sino porque son movidos y conquistados por su amor. Ser conquistados por el amor de Dios. Y esto es algo hermoso. Dejarnos conquistar por este amor de papá, que nos quiere mucho, nos ama con todo su corazón.” Vivir este don es vivir en tensión creativa ante el Dios que nos trasciende y el Dios que nos atrae. 2j392p
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