Agrogestiona 18/02/25 503k1n

1 y 4 minutos, tiempo ya para entrar en escena, para dar voz al sector primario, al medio rural asturiano, porque hay que entrar en materia y hay muchísimo que analizar y muchísimo que reflexionar.

Estos días recibíamos notas de prensa de casi todas las personas o de las agrupaciones, sindicatos agrarios que tienen que velar por la defensa de los intereses del sector y uno, después de leerlas con muchísima atención, se da cuenta que todo esto es más de lo mismo.

Hace un año, hace un año por estas fechas, recordarán ustedes que el ministro Luis Planas convocaba a las organizaciones agrarias, a SAJA, a COA, etc., en la sede del ministerio para intentar llegar a algún acuerdo, poner sobre la mesa propuestas para que aquellas tractoradas que estaban paralizando el país, cortando carreteras, etc., etc., cesaran.

Obviamente, una vez más, agricultores y ganaderos con buena intención querían negociar y buscar salidas a la situación que vive el sector.

Un año después, más de lo mismo.

Estamos donde estábamos, pero seguramente con muchísimas explotaciones que ya se han quedado en el camino, que ya han bajado la persiana y que no van a volver.

Lo vemos aquí en Asturias.

Ahora el tema de la tuberculosis, las propuestas que las organizaciones agrarias ponen sobre la mesa, cada una a su manera y casi todas, salvo puntuales excepciones, por libre.

La unión necesaria cuando se vive en situaciones tan complicadas como estas brilla por su ausencia y eso se lo pone muy fácil a la istración, que le va dando un caramelo a uno o a otro y al final ya sabemos lo que ocurre.

Hay mucho populismo, hay mucha mentira en todo esto y al final el perjudicado, el agricultor y el ganadero de a pie, que ya no se fía ni de su sombra, porque le han engañado tantas veces que al final se da cuenta que es muy difícil revertir esta situación.

Hoy uno de los grandes problemas que vive el sector es precisamente la falta de liderazgo, la falta de personas en esas organizaciones agrarias que de verdad les defiendan.

Luego algunos me comentan, me dicen, sobre todo amigos, gente cercana, que si es que criticas a las organizaciones agrarias pero les das micrófono, claro, pero es que claro que les tengo que dar micrófono.

Yo tengo que mostrar mi desacuerdo con ellas en muchísimas cuestiones, tengo que dar mi opinión porque yo sé que a esta hora hay mucha gente pendiente de lo que va a decir Rafa González.

Eso no lo podemos manejar nosotros, es lo que está ahí, lo que nosotros vemos con los datos que manejamos de audiencias y una cosa es que yo no esté de acuerdo y que mi opinión vaya en dirección contraria a lo que las organizaciones agrarias ponen sobre la mesa y otra, que no haya que darle su opinión, solo faltaría.

El respeto tiene que ser máximo a su trabajo y sobre todo a su comportamiento con esta casa y conmigo, comportamiento de respeto, cercano, extraordinario y eso obviamente tengo que valorarlo.

Ahora bien, que discrepamos, claro, y mucho, y mucho, porque a mí me cuesta trabajo entender muchísimas de las actuaciones de esas organizaciones agrarias y sobre todo me cuesta entender que sigan confiando en aquellos que tantas veces les han engañado, es verdad que también entiendo que al final de qué viven las organizaciones agrarias, de qué viven, quién les subvenciona y entonces, como uno lleva mucho tiempo en esto y sabe cómo funciona este tinglado, pues poco nada me puede sorprender, pero sí me preocupa.