Al derecho, lo peor que le puede sentar es el desprecio 1i2h4w

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Nos encontramos hoy con la genial figura del pensador Antonio Escohotado en la promoción de su libro, Hitos de sentido, por la editorial Espalsa.

Me acompaña el profesor Luis Espinoza Godé y vamos a hacerle a Antonio hoy una entrevista que esperemos que sea meritoria.

Luis.

Antonio, buenas.

Hola querido.

Qué alegría verte, verte también.

Una pregunta, ¿por qué volver a los clásicos griegos y latinos ahora? Fue una concatenación de casualidades.

Me parece que ya he contado que me sentí aguito de los hitos, digo, de los enemigos del comercio.

Pensé que podía pasar unos meses simplemente jugando a la jerez online.

Se reveló imposible.

Y entonces de repente me di cuenta que estaba rehaciendo las unidades didácticas.

Luego me di cuenta que solo procedía a rehacer una pequeña parte, que es lo que he hecho.

Y luego volví a los enemigos.

Lo dejé ahí colgado y de repente pasó el tiempo y Espasa me dijo, ¿qué pasa con ese libro? Y digo, Dios, me metí.

Y entonces también combinando varias cosas, el changazo mío físico con los cortes de luz y tal, acabé en serios problemas con los ficheros.

Vi que sin querer había mandado Espasa ficheros ya periclitados, que yo mismo había solucionado con otros ficheros.

Pero no me atreví a hacerles cambiar toda la maquetación.

Finalmente les hice cambiar toda la maquetación cuatro veces.

Pero es que, claro, uno de los changazos, el principal, era el Parkinson.

Y la mano temblona hay que corregir a mano y pobres, pobres linotipistas que han tenido que entender aquello, aquel cuneiforme que les dejé yo.

En tu libro ya desde un principio dejas clara, cuando estudias a Platón, se siente la idea de un dolor originario, esa injusticia originaria por la muerte de Sócrate y todo lo que ello conviene, y en las leyes él toma una terrible desconfianza frente al hombre, inmovilismo, tú hablas de inmovilismo en las artes, en los artistas, en la literatura.

Si te preguntásemos cuál es el dolor originario que hoy la izquierda o la izquierda postmoderna padece, ¿qué te atreverías a decirnos? Me pegas un salto de Platón a la izquierda postmoderna, que no sé.

Bueno, el idealismo, ¿no? De alguna manera.

No, entonces más alto ya es un tercer pie del trípode ese.

Yo pensé que era de dos patas y ahora me lo pones con tres, porque el idealismo no es izquierda ni es Platón.

A mi juicio va mejor dicho.

Platón, claro que es idealismo.

Si el idealismo en su forma más profunda, más coherente, es el descubrimiento, claro, de que aparte de las cosas tal y como aparecen y son, todas ellas sometidas al más riguroso de venir, luego ellas mismas tienen una esfera donde, claro, pues la puerta se gana.