
Descripción de La alegría de la visitación 304c3
Meditaciones preparadas (aunque no exclusivamente) para hacer un retiro espiritual y mejorar en su vida cristiana, de oración y de trato con Dios. A cargo del Padre Ricardo Sada Fernández de México. 2k594m
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro, en nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, Amado.
Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para ser con fruto de este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí. En el año 1610, San Francisco de Sales fundó la Orden de la Visitación de Santa María. Y qué emoción tuvo para fundar una orden así. Y nos dice su biografía que, en el año 1604, fue como obispo de Ginebra a predicar la cuaresma en la ciudad sa de Dijon.
Y ahí, una de las que estaban oyendo su predicación era Madame de Chantal, que había quedado viuda tres años antes. Y empezó a llevar dirección espiritual con él, y quería saber cómo darse completamente a Dios. Y durante varios años, San Francisco estuvo ayudándola, y ella tenía una gran ansia de entregarse a Dios completamente.
Dejando, pues eso, a su padre, a sus tres niños, a su suegro, que estaba cuidando también, porque se había quedado solo. Y dedicaba su existencia, pues, a cuidar enfermos.
En un momento dado, San Francisco le plantea, sería dispuesta a ayudarlo a fundar una orden religiosa, que sería revolucionaria, porque tendría como objetivo principal la clausura, o sea, la vida contemplativa, pero con una actividad de caridad, de salir a realizar visitas a enfermos. Y aquello era, pues, absolutamente inusitado.
Había órdenes de vida activa, dedicadas, por ejemplo, a la enseñanza, o después a ser enfermeras, como las Manas de la Caridad de San Vicente de Paul. Pero una vida contemplativa que tuviera una parte activa, no existía. No existía que cuando piden la aprobación a Roma, Roma no se los concede. Y la orden de la visitación acabó siendo una orden puramente contemplativa.
Pero quizá lo que nos pueda servir es, como qué intuición tenía San Francisco de Sales al decir, vamos a considerar este misterio de la vida de la Virgen, y de la vida de Jesús, que es el misterio de la visitación, la visitación de María a su prima Santa Isabel.
¿Qué supuso para Isabel el residir en su casa María? Pues nos lo dice el Evangelio.
En cuanto entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel, esta al oír el saludo de María, el niño saltó de gozo en su seno y quedó llena del Espíritu Santo.
Una escena gozosa la meditamos todos los días en el Segundo Misterio Gozoso, y nos ayuda a comprender qué importancia tiene que una persona llena de gracia asista, acuda, entra en la casa de otra, y cómo se produce no sólo el bautizo, digamos,
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