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Así comienza el Arte de las Musas, un programa de música folclórica latinoamericana.

Es el sol y la flor, es el tiempo del amor, y en la América del Sur, el camino a canción, que se canta cuando habla el corazón, en la paz y del amor, canta canción, canta canción.

Hola, hola, hola. ¿Cómo les va? Muy pero muy buenas tardes, buenas siestas, buenas noches, buenas madrugadas, buenos días.

Depende de cuando nos estés escuchando, ya lo sabés, esto es el Arte, el Arte de las Musas.

Quien te habla en la locución, Mauro Ferrer, en los controles, Ariam Navaigorria. ¿Cómo estamos, Ari? Espectacular.

Está nubladito, está pasable, pero qué humedad. Esta mañana hemos estado en las escuelas y cuando estás con los chicos adentro de los cursos, agarrate, Catalina.

Qué humedad que se siente, está pegajosa la cuestión, pero bueno, ya se va despidiendo el verano, ya se va despidiendo, así que son los últimos calorcitos, así que aguantemos.

Nuestro clima mendocino es así, en mayor o menor medida, es así, ¿sí? Así que hay que pasarlo, sí señor.

Estamos aquí como todos los martes, desde las 14 horas hasta las 14.50 aproximadamente, para compartir un rato de muy buena música y aprender, por supuesto, de percusión.

Muy buena música, destacando a nuestros artistas locales, por supuesto, a nivel departamental, provincial, nacional y latinoamericano.

Y en nuestro segmento de percusión, aprender, por supuesto, algún patrón rítmico.

Estamos viendo Chacarera, hemos arrancado hace poquito, hace poquito, nuestros programas, ya el tercero, ya del año 2025, así que no te muevas de ahí, porque tenemos un programón para vos, el arte de las musas.

Empezamos, por supuesto, empezamos por Cuyo, destacando a nuestros artistas locales y tenemos nuestros oídos preparados para escuchar este dúo espectacular de folclor cuyano tradicional.

Estamos hablando del dúo Nuevo Cuyo, trayéndonos Torada, por supuesto, una tarde, dúo Nuevo Cuyo.

Que lo nuestro no tenía valor, yo recuerdo siempre cuando me decías, las tardes son tristes cuando no estás de voz.

El fruto divino que dio nuestras vidas, lo llevo a mi lado y es el gran amor.

Porque conversando no tengo el valor.

Ya lo nuestro no tiene sentido, todo se ha perdido, yo no quiero.

Por eso te pido que recuerdes siempre aquellos momentos de felicidad.

Guardo allí en tu pecho como un gran recuerdo, los días vividos y aquella amistad.

Ya llegó la hora de la despedida, te debo decir no sé qué.