BE.- La Delgada Línea Conspirativa: Paranoia vs. Realidad 1um15

Es una pregunta que me habéis hecho en multitud de ocasiones. ¿Cómo distinguir una teoría de conspiración real de una falsa? Porque hay teorías de conspiración reales.

En los años 60 los medios de comunicación estadounidenses, y no tan estadounidenses, intentaban ridiculizar a la gente que sospechaba que la CIA, por ejemplo, mató a Kennedy. Pero luego llegó el Watergate. ¿Y recordáis cuando Nixon y sus secuaces conspiraron para espiar al partido demócrata y luego intentaron encubrirlo? Bueno, aquello parecía una teoría conspiranoica delirante hasta que resultó ser verdad. O pensemos en Cointelpro. En los años 60, activistas políticos en Estados Unidos clamaban que el gobierno intentaba sabotear e infiltrarse en los movimientos civiles.

Y los tacharon de paranoicos hasta que un grupo de ciudadanos robó documentos del FBI y reveló que efectivamente existía un programa sistemático para desacreditar a activistas. ¿Y qué me decís de Edward Snowden? Décadas de locos afirmando que el gobierno estadounidense y el nuestro y todos monitoreaban nuestras comunicaciones privadas hasta que un técnico de la NSA reveló que, en efecto, se vigilaba masivamente a ciudadanos inocentes.

La verdad incómoda es que a veces las conspiraciones existen. Las élites políticas, las élites empresariales conspiran. La pregunta no es si ocurren o no, sino cómo podemos distinguir entre las fantasías delirantes y las auténticas conspiraciones que aún no han sido expuestas.

Porque, itámoslo, por cada conspiración real, como el gobierno estadounidense haciendo experimentos con seres humanos en su propio país, o las empresas de tabaco conociendo perfectamente la capacidad cancerígena de sus productos, añadiendo aditivos para volverlos más adictivos.

Por cada conspiración real, existen cientos de teorías sobre reptilianos controlando el mundo o bases secretas en la luna. Así que hoy voy a intentar responderos a esa pregunta. Voy a intentar daros herramientas prácticas para navegar ese pantanoso territorio.

¿Qué señales nos indican que estamos ante una teoría conspirativa sin fundamento? ¿Hay algún patrón de pensamiento crítico que pueda ayudarnos a separar el grano de la paja? ¿Y cómo evaluamos la plausibilidad de una teoría sin caer en la credulidad ingenua, pero tampoco en el cinismo absoluto? Bueno, vamos a intentarlo. Antes de nada, aclaremos conceptos. ¿Qué es exactamente una teoría de conspiración? En su esencia más pura, es la creencia de que ciertos eventos o ciertas situaciones están siendo manipulados secretamente por fuerzas poderosas con intenciones malévolas.

La palabra clave aquí es secretamente. Es decir, de alguna forma, hay un grupo de personas, organizaciones, entidades, que están actuando entre bambalinas manejando los hilos del mundo sin que nos demos cuenta. Y a veces tienen razón. Las conspiraciones reales existen y algunas han sido destapadas con pruebas irrefutables. Tomemos el caso de Volkswagen. En 2015 se descubrió que la empresa había instalado un software secreto en millones de vehículos diésel para engañar a los comerciantes.