Brújula 3.0 -PROGRAMA 84- 361y1d

Estás escuchando la brújula musical 3.0. Buenas tardes brujulero y brujulera.

Hoy en mis acordes del poeta van a ser más más serios que otras veces por el tema que nos ocupa. De hecho suspendimos ya un programa por ello y va dedicado a estas dos familias que han perdido sus seres queridos. Yo personalmente he querido homenajearlo de esta manera porque conocía a las dos familias, porque una es familia muy cofrade, mi amigo Pepe Cano Capatá de la Santa Vera Cruz y la otra familia es la del Banduja, que también me unía sobre todo con el abuelo del niño, me unía a una, no una estrecha amistad porque tampoco éramos muy, teníamos mucha amistad pero vamos conocidos de toda la vida y en fin. Y que os voy a contar a vosotros y al pueblo de Bailén. Dos familias muy conocidas, dos familias muy queridas y un mazazo que han recibido muy fuerte y que el pueblo ha estado de luto con ellos y todos sentimos, todos sentimos muy dentro la pérdida de ambos, de ambas familias.

Así que he querido homenajearlo de esta manera, lo más humilde posible, lo más serio posible, con la seriedad que se merece este tema y a modo de luto por ellos y que descansen en paz en el cielo.

Buenas tardes, brujolero y brujolera. Hasta otro acuerdo de poetas.

Niño, escúchame allá abajo. Quiero silencio que os voy a hablar.

Ya sabéis que yo soy muy serio para estas cosas.

Pedro, manda silencio allá abajo, desde ahí atrás, que está el gallinero muy revolucionado y luego San Pedro ya sabes que nos echa la regañina.

Escúchame bien allá abajo, que os habla vuestro capatá Limón y vuestro contraguía Pedro Arance. Hoy ha venido a echarnos una mano con esta cuadría del cielo, nuestro capatá, nuestro hermano Pepe Cano, que nuestro señor Jesucristo en su divina misericordia lo ha traído a donde descansan los hombres buenos, los hombres de fe.

Y su madre ha venido a acompañarlo y acompañarnos a nosotros con su vela encendida, como hermana de luz, porque ella brilla con luz propia y siempre lo ha hecho. Escuche, también ha venido a este reino de las almas puras un angelito, un querubín llamado Roberto, que viene con sus manecitas chicas y su corazón blanco a traernos el agua bendita en una garrafa de oro para que no pasemos seco.

Y su abuela Conchí, que viene de mantilla, de blanco inmaculado, para cerrar el cortejo en esta procesión celestial. No quiero ni una lágrima, aquí no se llora, aquí se reza por los que vienen, los mismos que allá abajo se reza por los que se van. Y me consta que han rezado y llorado mucho. Este pueblo está muy cansado ya de llorar. San Pedro ya ha abierto las puertas del cielo para ello y para que nosotros salgamos a recibirlo. Así que quiero seriedad cuando levantemos el trono. Y muy cortita la mesía, no vayan a decir que somos unos locos divinos.

Venga al cielo, valiente. Vamos a mandar un mensaje para los que se han quedado ahí abajo tristes, abandonados, desolados. Que sepan que sus seres queridos están en buenas manos, que están en la gloria, que están con todos los cofrades del cielo, preparando una magna que va a ser el orgullo de Cristo y de su santa madre. Venga de frente, valiente. Venga de frente por todos los que lloran su pérdida. Venga de frente por todas esas familias, amigos y conocidos que ya no disfrutan del gozo de su presencia. Venga de frente y recemos por ellos.

Vamos a rezar también por Conchi, la madre de Roberto, para que se recupere pronto y para que su cruz pese lo menos posible en este viacrucis que les ha tocado vivir. Y vamos a rezar para que no suba nadie más, que aquí nos