Capítulo 25 (T2) Jorge M. 2h2f2d

Lo que estás a punto de escuchar no es un medicamento, es un podcast.

Por favor, lee atentamente las instrucciones si las encuentras.

No nos hacemos responsables de las opiniones equivocadas por las personas entrevistadas.

Si resulta que tienes un empresario y es por el podcast, que ya sería casualidad, que no hablan bien de ella, pues te jodes.

Trata de mejorar a tus empleados.

Aquí comienza Tu Curro Me Mola.

Hola, Jorge.

Muy buenas.

¿Qué tal, cómo andamos? Pues bien, bien, relajado.

Hoy sin niñas en casa, hoy muy, muy, muy relajado.

Eso está bien.

Jorge, ¿cuántos años tienes? Cuarenta y uno.

Cuarenta y uno y quince días.

Cuarenta y uno recién cumplidos, vale.

¿Con qué edad empezaste a trabajar? A ver, empezar a trabajar legalmente y cobrando y esas cosas con quince años y cincuenta y un semanas.

O sea, me faltaba una semana todavía para trabajar, digamos, de manera legal.

Para los dieciséis, vale.

Un segundito, voy a hacer un inciso para decir a la gente que estás aquí en España, ¿no? Estás en Madrid.

Sí, eso es, Móstoles, concretamente.

Sabes que hablo con muchísima gente de muchos sitios, por eso vamos a aclararlo.

Vale, o sea, que te faltaba una semana para hacer los dieciséis.

Sí, pero es en mi primer trabajo, digamos, legal.

Había tenido ya mis pinitos haciendo, pues eso, trabajillos y...

Porque, digamos que yo, aunque me considero inteligente y algunas cosas de los estudios así lo demostraban, las notas...

Entonces ya con la edad de trece, catorce años, ya mis padres, sobre todo mi padre, ya me fue diciendo de, bueno, a lo mejor es hora de que vayas planteándote trabajar.

Y me llevó, porque él era electricista, me llevó con él varias ocasiones a la obra.

No tanto para que aprendiera lo que era un trabajo, sino para que aprendiera lo sufrido que es trabajar.

Lo duro que es.

Claro, además que lo hizo a puesta y me lo acabó reconociendo a lo largo de los años.

Me llevó los peores días, hasta me recuerdo un día nevando.

Nevando y trabajando en la obra, imagínate.

Y lo pasé realmente mal, pero él me lo dijo.

No, no, yo te llevé para putearte y que aprendieras, claro.

Y bueno, algún trabajillo así de buzoneador también, de como extra en alguna serie de televisión, pero cosas muy puntuales.

Pero tú ya dejaste de estudiar con esa edad.

No, yo desde que empecé a trabajar...

El primer trabajo este que te decía que ya era oficial, por así decirlo, por el que me pagaron bien con mi nómina y esas cosas, fue un castigo que yo fue cuando dije, no, esto no es un castigo.

Porque te hablo de la peluquería, yo estuve trabajando como peluquero seis años en una peluquería familiar de mis tíos.

Y mi tía, que era una de mis jefas, me dijo el primer fin de semana, no, no, a partir de ahora vas a venir todos los fines de semana, porque como no has estudiado, pues como castigo.

Y yo, no, no, a ver, como castigo, no.

Esto es un trabajo. A mí o me pagas o no vengo.

O sea, a mí me puede calificar mi madre, mi padre, pero a mí nadie me va a explotar laboralmente gratis.

¿Pero tú sabías algo de peluquería? ¿Habías hecho algo? No, no, no. Vamos, ya te digo, si yo tenía 15 años con... 16, a punto.

Me faltaba un fin de semana para los 16 años.

Lo que pasa es que, claro, es una peluquería familiar, que trabaja media familia en ella, y entonces, bueno, pues, como que lo tienes no en la sangre, pero llevas toda la vida viéndolo.

Mi madre les ha echado una mano durante muchos años.

Tres de mis tíos, bueno, cuatro de mis tíos han trabajado ahí. Muchos tíos de primos.

Entonces, pues al final, pues sabes un poco del mundillo, ¿no? Sabes lo que son los tintes, qué si los bigudís, qué si, en fin, conceptos.

O sea, que era una propia peluquería, pero no...

Una peluquería unisex, ¿no? De hombres, mujeres, de...

Sí, sí.

Bueno, una cadena. Tienen tres peluquerías aquí en mi localidad.

Ajá.

Y es una... Ahora ya quizás un poco menos, pero en su momento, cuando yo estuve trabajando allí, pues era una peluquería bastante importante dentro de Móstoles.

Sí, sí, sí.

Había que echar ahí más horas que el sol.

¿Qué año era, Jorge? Pues esto de la peluquería... Mira, me he anotado todos los años.

Las veces que fui a trabajar con mi padre, esas dos o tres veces, fue en 1998.

98.

Luego, en 1999 estuve como buzoneador para la peluquería, porque abrían un nuevo local y...