
Descripción de Capítulo 44 2a6p5b
Nuevo capítulo de la radionovela 'El cielo que nunca vi', una producción de Radio Centro 1m5v
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Diva Estudios presenta una producción de Radio Centro, El cielo que nunca vi, una idea original de José Maya, con la actuación estelar de Lupita Lara y Néstor de Barbosa. Don Julián contó todo al negro, el joven no pudo evitar que los reselos y una furia incontenible lo poseyera. Ahora dio unos pasos en actitud meditante por la instancia diciendo, todo lo comprendo menos la desaparición de Lucía. Yo tampoco lo entiendo negro, como ya te dije, ella se empeña en decir que no recuerda nada al respecto. Y ese médico que se supone es tan inteligente, en vez de tratar de averiguar, sólo se limitó también a fustigarla. El doctor Javier nos ha ayudado mucho.
A lo mejor él mismo fue quien ordenó se la llevaran, después la anestesió y quién sabe lo que hizo con ella. Negro, hablas así porque nunca te simpatizó el doctor Javier, ni su padre, pero te aseguro que él es incapaz de un acto semejante. No sé, sólo puedo decirle que Lucía está enferma y... El negro cayó de repente, a su mente vino en aquel momento la conversación que había sostenido con doña Mercedes y las sospechas que sobre Lucía tenía la buena mujer. No obstante guardó silencio, si decía algo, don Julián se enteraría de que Lucía había sido ayudada por él. Tratando de calmarse, dijo de nuevo, bueno don Julián, veremos qué pasa, ahora debo irme pero, pero volveré, volveré muy pronto.
El negro salió del departamento con un mar de pensamientos confusos dentro de su mente. Don Julián permaneció allí sentado en medio de la estancia, viva imagen de la soledad y la angustia, hasta que lo sacó de su estado el timbre del teléfono. Sí, bueno. Don Julián. Sí. Hable el doctor Javier, por fin se ha descubierto el paradero de Lucía. ¿Dónde está doctor Javier? La han visto, han hablado con ella. No, pero si lo desea vamos a buscarla, mejor dicho, quiere que lo acompañe. No es demasiada molestia para usted. En lo absoluto, pasaré a recogerle dentro de media hora. Muy bien, le esperaré en la calle para, para no perder tiempo.
Comprendo su impaciencia. De verdad, dice usted que Lucía está bien. Sí, no se preocupe por eso. ¿Tienen quien la cuide? Eso parece, está con una señora. ¿Una señora? ¿Y quién es? Pues, una señora que según me han informado es de conducta intachable. No sabe cuánto le agradezco todo lo que ha hecho doctor Javier. No tiene por qué agradecérmelo, lo veré en un rato. Aquí lo espero doctor. Don Julián colgó emocionado la bocina del teléfono y en aquel preciso momento se abrió la puerta de la calle, entrando por ella a Damián, quien dijo al verlo. Papá, papá, ¿qué pasa? Se trata de Lucía, hijo.
¿La han encontrado? Sí, Damián. Entonces vamos a buscarla enseguida. Espera hijo, iré yo.
Voy a arreglarme un poco, me va a llevar el doctor Javier, pasará a recogerme dentro de un rato. ¿Y van a traerla ya? Claro, a eso voy, a buscarla. ¿Querrá volver? Seguro, yo la convenceré. Pues yo los esperaré aquí, me parece mentira que vaya a venir.
¿La han encontrado papá? Cuéntame. No lo sé, el doctor Javier tiene la dirección.
¿Ha sido por el negro? No, el negro no sabía nada, estuvo antes aquí. Me lo tropecé en la calle, iba muy deprisa, ni se paró cuando le hablé yo. También quería preguntarle. ¿Papá? Sí. ¿Te alegra que vuelva Lucía? Alegrarme, más que eso, mucho más. No puedes ni imaginarte hijo, llevo días que no vivo, hasta le pedí ayuda a Dios y nunca lo hago. Pero mira, se ve que ha querido escucharme.
Papá, yo también he rezado para que Lucía volviese, para que no se hubiera muerto. Ya pensaba que la habíamos perdido para siempre. Mañana me voy a misa a dar las gracias. Me parece muy bien también. ¿Le encontrarán seguro? Eso ha dicho el doctor Javier. ¿Y para qué tiene que esperarle? Le hubiera dicho dónde está para irnos usted y yo por ella. Pero no me lo ha dicho, y como ha sido él quien ha descubierto su paradero.
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