El cerebro paranormal - 9x28 n315

Hace ya un tiempo, en mi círculo más íntimo, una persona muy cercana empezó, poco a poco, a describir sus encuentros con personas fallecidas. Sus familiares directos, inquietos y algo asustados, trataron de quitarle importancia y no pensar demasiado en las cada vez más constantes y repetitivas apariciones.

La protagonista de estos encuentros estaba absolutamente convencida de ver y charlar con amigos o parientes que hacía mucho habían dejado ya el mundo de los vivos, dando además toda clase de detalles y encima, cuando detectaba cierta incredulidad ante sus relatos, se ofendía. Desgraciadamente, cuando los episodios fueron a más, llegaron las pruebas médicas y con ellas, una realidad más cruda y difícil de gestionar. Cuerpos de Levy, demencia y principio de Alzheimer.

Entre los diferentes síntomas que pueden manifestarse al sufrir cualquiera de estas enfermedades están las alucinaciones, tan realistas y vívidas que quien las padece puede llegar a tomarlas como algo absolutamente real.

Esta situación me hizo reflexionar. ¿En qué habría pasado si algún compañero hubiera dado de casualidad con el testimonio y las historias de esta mujer aún sin diagnosticar? ¿Habríamos escuchado sus asombrosos encuentros con espíritus del más allá en algún podcast o programa de radio? ¿Habrían pasado a engrosar la lista de testimonios y testimonios de los que en muchas ocasiones solo hay eso, testimonios sin contexto que nos ponen los pelos de punta y nos hacen soñar con la supervivencia del alma tras la muerte? ¿Cuántos casos no esconderán detrás realidades más duras que la interpretación paranormal? Hace tiempo hice mías las palabras del gran Juanjo Sánchez Oro cuando afirma que tiene un respeto reverencial por el término paranormal, tan usado a la ligera para vender miedo y asombro.

Obviamente no tenemos la verdad absoluta, la respuesta definitiva, ojalá, sobre muchos de los fenómenos que popularmente se etiquetan de paranormales. Apariciones fantasmales, visitantes de dormitorio, presencias, extraños ruidos… Sin embargo, tratamos de ser conscientes aquí en el dragón de la enorme ignorancia y desconocimiento que muchas veces hay sobre la capacidad de nuestro cerebro y de lo que es capaz de hacer, sin necesidad de ser víctima de una enfermedad crónica.

Todos, absolutamente todos, en cualquier momento de nuestra vida, y bajo determinadas circunstancias, podemos experimentar fenómenos perceptivos anormales, es decir, fallos de nuestro cerebro, que interpretados bajo nuestras experiencias, nuestros conocimientos y nuestro sistema de creencias, pueden llevarnos a pensar que hemos sido protagonistas de un auténtico y genuino fenómeno paranormal.

Recuerdo, por ejemplo, a una testigo cuyo marido había fallecido recientemente. Yo fui a entrevistarla porque sufría determinados fenómenos, y eran muchos y variados los fenómenos supuestamente paranormales que evidenciaban que el marido fallecido seguía rondando por la casa. Por ejemplo, escuchar el tintineo de las llaves de casa en la zona de las escaleras, ya que el fallecido solía agitar las miosas.