Constelaciones familiares, registros akashicos y rebirthing k6l1x

¡Muy buenos días, buenas tardes o buenas noches! Todo depende de la hora a la que me estés escuchando. Soy Fátima Romero y esto es Psicóloga de Cabecera.

Hoy os traigo un programa que desde luego no tiene desperdicio. Era uno de los que más me apetecía hacer y con el que, a la par que entretenida documentándome, también me he cabreado mucho leyendo testimonios reales. Voy a comenzar con una de las pseudoterapias que está más de moda pero que, sin embargo, puede ser una de las más dañinas a nivel emocional. Y esta no es otra que las famosas constelaciones familiares. Esta pseudoterapia defiende que supuestos traumas de antepasados podrían afectar a la vida actual de una persona.

Como vengo advirtiendo desde el principio de la temporada, en años recientes cada vez es más común oír hablar de supuestos métodos terapéuticos alternativos los cuales combinan distintas filosofías y principios de diversos orígenes y épocas para integrar una respuesta particular a múltiples manifestaciones del sufrimiento humano.

Las constelaciones familiares y los movimientos derivados de sus principios han sido objeto de numerosas críticas desde sus inicios, debido a la falta de evidencia empírica que respalde su eficacia y seguridad, así como por serias dudas generadas por su particular fundamentación próxima al esoterismo. Dichas críticas han sido expresadas por profesionales de la salud mental certificados y organismos públicos y privados de la salud en todo el mundo.

Un ejemplo de ello es el informe publicado por la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud, que identifica las constelaciones dentro de un grupo de técnicas cuyas publicaciones no garantizan validez científica, considerándolas formalmente como una pseudo-terapia.

Como sucede con el tarot o el horóscopo, tanto los principios como los métodos de esta técnica son altamente cuestionables si se analizan bajo los criterios de la ciencia, la atención terapéutica formalmente sustentada e incluso el sentido común. No obstante, cada vez más personas buscan ayuda a través de estas prácticas, guiados por su popularidad y sus promesas de un alivio relativamente sencillo. Por ello, y para entender el verdadero riesgo que comporta esta pseudo-terapia para la integridad y la salud, es necesario analizarla en detalle.

La historia de las constelaciones familiares se parece mucho a la de la nueva medicina germánica y están íntimamente relacionadas con la biodescodificación. El tráiler es el de una película mil veces vista, un iluminado sin formación, unas ideas descabelladas sacadas de la manga, problemas legales por todos lados y un montón de víctimas, pronto en los mejores centros de chamanismo de su ciudad.

Vayamos al principio. Porque si en el principio de todo Dios creó el cielo y la tierra, en el principio de las constelaciones familiares estaba él, Bert Hellinger, un señor alemán cuyos seguidores gustan presentar como un defensor de la libertad y los derechos humanos desde la infancia. Lo cierto es que, cual jovenzuelo alocado que fue, luchó en el bando nazi en el frente occidental.

Durante esos años de aventura fue apresado por los aliados en Bélgica, donde acabó en un campo de prisioneros de guerra del cual escapó. Tras su experiencia como combatiente nazi, Bert decidió hacerse cura. Estudió teología, un poquito de filosofía, que es lo que todo buen cura debe saber, y un pelín de pedagogía, para poder traer negritos descarriados e impíos al redil del señor. Y así fue, dado que Bert fue destinado a Sudáfrica para convertir al catolicismo a los zulúes, que por aquel entonces eran unos pecaminosos paganos a los que este señor debía iluminar con el regalo de la civilización occidental.