El cultivo del oro 3u6p37

Hace muchos muchos años según cuentan los más ancianos en un recóndito lugar de oriente existió una pequeña aldea que vivía de los productos de la tierra pero un año la terrible sequía hecho los cultivos a perder y los habitantes de aquel lugar no consiguieron recaudar nada de dinero el sultán de aquella lea que era un hombre muy avaro no quiso perdonar los impuestos de sus súbditos y les exigió pagar el mismo dinero que todos los años los habitantes de aquel lugar estaba muy preocupados cómo conseguirían pagar al sultán si no había logrado recaudar nada de dinero al no tener nada que vender desesperados decidir con acudir a ibrahim el viejo más sabio del lugar el seguro que tenía alguna solución al problema el viejo sabio escuchó lo que los vecinos le contaron y se quedó pensativo durante varios días siguió pensando y pensando hasta que al fin una mañana se fue con un azadón a un cruce de caminos un lugar por donde siempre solía pasar el sultán cada mañana una vez que llegó hasta allí se puso a arar la tierra cuando el sultán pasó por aquel cruce y vio al anciano haciendo surcos en la tierra se extrañó y le pregunto oye anciano le llamó el sultán qué haces ahí trabajando la tierra en plena época de sequía no plantó cereales ni verduras alteza sino unas semillas muy especiales son semillas de oro de aquí crecerán plantas que me darán mas oro al sultán se le encendió la mirada y todo interesado siguió preguntando y da mucho oro esa planta o ya lo que veo contestó el anciano por cada planta que salga conseguiré uno dos kilos de oro vaya entonces el sultán interesándose aquel negocio propuso al anciano te propongo una cosa ya que eres tan trabajador yo te daré todo el oro que necesitas para sembrar cuando las plantas crezcan y puedas recoger el oro que produzca puedes quedarte con una parte y el resto de ganancias eran todas para mí de acuerdo acepto ibrahim así que al día siguiente ibrahim fue al palacio del sultán y pidió un kilo de oro para sembrar y una semana después le entregó ocho kilos de oro así que el sultán cegado por la avaricia le entregó a ibrahim cofres y cofres llenos de oro eran tantos y tan pesados que el anciano tuvo que pedir caballos para transportarlos una vez que llegó al centro de la aldea el anciano repartió el oro entre todos los vecinos al fin tendrían con qué pagar al sultán una semana después ibrahim acudió al palacio pero esta vez llegó con las manos vacías el sultán enfadado le preguntó por qué no traía el oro de las plantaciones el anciano muy sereno contestó alteza como no ha llovido las semillas de oro se han secado y la cosecha se ha echado a perder como gritó el sultán piensas que soy tan tonto como para creer que unas semillas de oro puedan secarse también piensa usted oh sultán que de un trozo de oro podría salir una planta el sultán totalmente avergonzado tuvo que asumir que le acababan de dar una lección ibrahim salió orgulloso del palacio y el sultán no olvida haría jamás aquel escarmiento