De la Presencia Española en América del Norte 524q25

Océano Sofía, la aventura del conocimiento y el viaje interior a través del mar.

Un programa dirigido y presentado por Alberto de Zunzunegui Balbín.

Océano Sofía es la búsqueda del conocimiento, la cultura y los valores humanos a través de la navegación en el mar.

Así como las olas borran las huellas dejadas en la orilla, con frecuencia nuestra absurda vergüenza diluye en las arenas del tiempo las cruces y las piedras de gestas sin mármol y nombres sin voz que quedaron a nuestro paso por el nuevo mundo.

En América del Norte, la presencia española fue notable, estratégica y duradera, aunque ignorada por la historiografía internacional y de forma aún más llamativa por la de nosotros mismos.

Y es que, desde el siglo XVI, exploradores y colonizadores españoles recorrieron miles de kilómetros por territorios que hoy forman parte de Estados Unidos y Canadá, dejando una huella profunda en su cultura, geografía y devenir político.

Expediciones que dejaron fuertes templos, edificios y misiones cuyos ecos aún resuenan amortiguados por el paso del tiempo y la niebla del olvido.

Nombres como Ponce de León, Cabeza de Vaca, Hernando de Soto o Coronado todavía resuenan entre las tinieblas del olvido, señalando aquellas grandes expediciones que abarcaron desde la Florida y el Mississippi hasta las grandes llanuras y el suroeste americano.

Y aunque quizás no encontraron las riquezas que buscaban, sentaron las bases para un conocimiento detallado del interior del continente.

Además de explorar, aquellos pioneros fundaron ciudades como San Agustín en 1565 y establecieron una densa red de misiones y presidios en regiones como Texas, Nuevo México y California.

La arquitectura, el urbanismo, los avances para la agricultura, la religión o la comprensión universal del ser humano llevados hasta allí todavía perduran.

Y algo más tarde, ya en el siglo XVIII, la expedición de Nutca, liderada por Juan Francisco de la Bodega y Cuadra, llevó la presencia española hasta la actual isla de Vancouver.

Otro importante capítulo, también olvidado, fue el papel de Bernardo de Galvez durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos, liderando campañas decisivas contra los británicos en Mississippi, Mobile y Pensacola entre 1779 y 1781.

Su apoyo fue decisivo para los rebeldes estadounidenses, hasta el punto de que el Congreso de los Estados Unidos reconoció su contribución nombrándole en 2014 Ciudadano Honorario de los Estados Unidos, un honor que muy pocos han recibido.

Pese a estos logros, España ha tendido a olvidar su propio legado en América del Norte, y mientras allí se conservan topónimos, monumentos y estructuras jurídicas de origen hispánico, en España estas gestas apenas sobreviven en los márgenes o en las notas a pie de página de los libros de historia, en un inmerecido abandono por parte de nuestra memoria colectiva, un olvido que empobrece nuestra identidad pasada y presente.

Recordarlo no es sólo una cuestión de justicia histórica, sino también una forma de comprender que nuestro legado constituye un capítulo esencial en la expansión de Europa y en la configuración del mundo moderno.