El declive de la cultura científica en la era de las noticias falsas 25471i

¿Se encuentra en declive la cultura científica en nuestras sociedades occidentales? ¿Ha perdido la ciencia el prestigio que tenía anteriormente? Estas son algunas de las preguntas que busca responder en su último libro Carlos Elías Pérez, que es catedrático de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid.

Un libro que ha publicado en inglés y que se titula La ciencia contra las cuerdas, el declive de la cultura científica en la era de las noticias falsas.

Para hablar con él de estas cuestiones, contamos hoy en el estudio con Jesús Zamora Bonilla y con David Teira Serrano.

Los dos son catedráticos de Filosofía de la Ciencia en la UNED y el profesor Zamora es, además, el decano de la Facultad de Filosofía de nuestra universidad.

Saludamos a nuestros oyentes, una vez más, para hablar de ciencia y filosofía.

Hoy tenemos en antena a Carlos Elías y Jesús Zamora.

Carlos, Jesús, ¿cómo estáis? Muy bien, encantado de estar aquí.

Carlos Elías es catedrático de Comunicación Científica, de Periodismo Científico en la Universidad Carlos III, también pasó por la UNED, donde estuvo en nuestro departamento un par de años, y con él tenemos, desde hace ya más de diez años, una aventura conjunta para difundir la comunicación científica, en un programa que dirige Jesús Zamora, que es nuestro decano y catedrático de Filosofía de la Ciencia aquí en la Facultad.

Llevamos ya diez años discutiendo, esta vez queremos hacerle una antena para hablar del último libro que acaba de sacar Carlos Elías en Springer, Science on the ropes, la ciencia contra las cuerdas, el declive de la cultura científica en la era de las noticias falsas, de las noticias maliciosas, de las paparruchas.

Y este es un libro en el que Carlos se apoya, reescribe completamente un trabajo anterior, de 2008, de 2008, La razón estrangulada, un libro que fue finalista del primer año de ensayo, y donde venía a defender una tesis muy simple, y era que los de letras estábamos fastidiando las ciencias, y que la sociedad estaba pagando las consecuencias.

Entonces, Carlos, ¿qué querías decir entonces, y qué has querido decir ahora? ¿Qué ha pasado en estos diez años para volver sobre este declive de la ciencia? Bueno, no era exactamente que los de letras estaban fastidiando las ciencias, sino yo lo que dije en La razón estrangulada es que había algunos elementos que explicaban que hubiese un declive de vocaciones científicas, y entre otros podía estar el enfoque que le daban los medios de comunicación a la ciencia, y también los enfoques que daban determinados profesores, determinados filósofos, pensadores, sobre todo, de estudios culturales, en los que decía que la ciencia era simplemente una narrativa más, que el problema, lo que decía Derrida, del logocentrismo, que utilizar demasiado la lógica y la razón te puede llevar, o puede ser un camino que no siempre lleva a la verdad, y, en ese sentido, yo decía que había gente que se empapaba un poco de esas hipótesis, y que, al final, eso implicaba que no cogieran el camino de la ciencia y de la tecnología.

¿Qué ha cambiado respecto a eso? Bueno, pues esto fue una iniciativa, como consecuencia, bueno, el libro de La razón estrangulada tiene ya tres ediciones, hubo una en 2008, otra en 2014 y otra en 2015, entonces, bueno, había la posibilidad de ver si se traducía, y yo creía que ya estaba un poco antiguo respecto a lo que ha ocurrido diez años después.

¿Y qué ha ocurrido? ¿Qué hay de diferente? Yo creo que el impacto de las redes sociales, creo que, además, sale en el libro también el impacto de China, yo creo que el otro libro estaba más enfocado a la diferencia entre los países anglosajones y España, en esta España apenas aparece, aparece más Occidente frente a China, y luego también todo lo que tiene que ver con, hablando de las redes sociales, con el incremento de la fake news, de la desinformación, y eso aplicado a determinada información científica.

Por resumir, para nuestros oyentes, el mensaje del libro en el declive de la cultura científica confluiría en tres factores distintos.

Por un lado, los medios de comunicación y la imagen que dan de los científicos, cada vez más negativa, cada vez más ridícula, lo cual desanimaría a cualquiera a seguir esta vocación.

Por otro lado, el desprestigio que algunos humanistas, y en particular algunos filósofos, les causan a las ciencias, es decir, relativizándolas, poniéndolas al mismo nivel que cualquier otro saber.

Y, por último, y esto yo creo que sí que es una cosa que se enfatiza más en este último libro tuyo, cómo las condiciones laborales de los científicos se han hecho cada vez más difíciles y, por tanto, aún para aquellos que tengan vocación, seguir la carrera científica se hace más duro.

La suma de estos tres factores, lo que haría sería reducir el número de potenciales científicos, con lo cual saldría perdiendo toda la sociedad.

Efectivamente.