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Carne Cruda - PROGRAMAS
El deseo en tiempos de Tinder (PENSANDO FUERTE - CARNE CRUDA #1522)

El deseo en tiempos de Tinder (PENSANDO FUERTE - CARNE CRUDA #1522) 2u205k

2/6/2025 · 58:30
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Carne Cruda - PROGRAMAS

Descripción de El deseo en tiempos de Tinder (PENSANDO FUERTE - CARNE CRUDA #1522) 44f73

El deseo es energía: no desaparece ni se destruye, se transforma y nos transforma. El deseo nace de la necesidad, provoca vergüenza, alimenta la obsesión. Nos devora y nos deja hambrientos, desata cambios, azuza la imaginación, moviliza afectos, prolonga ficciones, constriñe y libera, el deseo es motor. En este nuevo “Pensando fuerte” de Carne Cruda hablamos del deseo, nos detenemos en cómo se representa y en cómo nos representa y fantaseamos sobre nuevas formas de ser y de desear. Con Sara Torres, que acaba de publicar en Continta Me Tienes "La abundancia del deseo", una conversación junto a la cineasta referente del porno ético y feminista Erika Lust; con Andrea Proenza, autora de “Cartografías del deseo amoroso”. Y hablamos del amor y el deseo en tiempos de Tinder con Inma Benedito, autora de “Too Match”. Más información aquí: https://bit.ly/DeseoCC1522 Haz posible Carne Cruda: http://bit.ly/ProduceCC 1i282e

Lee el podcast de El deseo en tiempos de Tinder (PENSANDO FUERTE - CARNE CRUDA #1522)

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

El deseo es materia en bruto, energía en bruto, posibilidad de conexión.

Está hecho para mover la vida hacia afuera.

Esa energía deseante que podría ser creativa y levantarse contra las normas sociales, a la vez es muy fácilmente organizada, educada y socializada.

Descolonizar el deseo sería intentar desaprender sobre lo sexual y sobre la norma heterosexual.

El deseo es energía, no desaparece ni se destruye, se transforma y nos transforma.

El deseo nace de la necesidad, provoca vergüenza, alimenta la obsesión, nos deja hambrientos y nos devora.

Desata cambios, azuza la imaginación, moviliza afectos, prolonga ficciones, constriñe y libera.

El deseo es potencia y motor, mueve el mundo, mueve a las personas y mueve al capital.

Como dice Billie Eilish, Lunch podría comerme a esa chica como almuerzo y le compraría tantas cosas.

Hoy hablamos de amor, sexualidad y hedonismo.

De pasión, lujuria y placer.

De cómo el heteropatriarcado los dirige y el capitalismo los capitaliza.

Pero también fantaseamos sobre nueva forma de ser y de desear.

Pensamos fuerte sobre el deseo.

Y para hacerlo hemos invitado a una mujer que lo aborda y lo aborda y a quien teníamos muchísimas ganas de recibir, la poeta y novelista Sara Torres.

Autora de las novelas Lo que hay y la seducción y de los poemarios La otra genealogía o ritual del baño en los que habla del deseo y el cuerpo desde una óptica feminista y queer.

Acaba de publicar en Con tinta me tienes La abundancia del deseo una conversación con la cineasta referente del porno ético y feminista Erika Lust.

Sara Crudos, días.

Buenos días.

Es increíble después de esta introducción recuperar la energía perdida durante la noche.

Bueno, nos saltamos los preliminares, ¿vale? Y te pregunto, ¿qué es el deseo y cómo te acercas tú a él? Es interesante porque la misma noción de preliminares sirve para desmentir lo que no es el deseo, ¿no? Como para mí el deseo son unos preliminares extendidos a lo largo de la vida como en todos los aspectos de la potencia vital.

Y no es el deseo la resolución de esos preliminares, ¿no? Esta ansiedad que nos da a veces por quitarnos de encima lo que nos intensifica.

Creo que tenemos una educación donde cuando algo nos intensifica mucho buscamos resolverlo rápidamente, buscamos concluirlo a veces a través de una liberación de esa energía tensa, ¿no? Y a mí me interesa muchísimo pensar por qué nos incomoda tanto esa tensión y cómo vivir sin buscar una resolución inmediata o práctica de ella.

Habría que retener la tensión, ¿no? Claro.

Y jugar con ella.

La tensión como vehículo que nos sirve para llegar al conocimiento de detalles de la vida que nos perdemos sin esa tensión.

¿Y por qué tenemos esa prisa? Pues yo creo que porque en el fondo tenemos una cultura que censura todo lo que tiene que ver con lo íntimo y lo sexual.

Por lo tanto, cuando estamos en intensidad estamos incómodas.

Porque parece que nos está ocurriendo algo que solo debería durar un poquito.

Y queremos volver a un estado otra vez de neutralidad.

Entonces buscamos tecnologías de aceleración, de una satisfacción o de una distensión.

Eso podría ser desde el orgasmo hasta el Satisfyer.

Justo. El Satisfyer es como una imagen súper potente para esto.

Cómo buscar resolver esto cuanto antes.

Pero también teniendo en cuenta que hay que resolverlo en cuerpos que no han podido tener una relación consigo mismas natural, ¿no? Entonces necesitamos tecnologías también no solamente de resolución sino de erotización.

Como formas fuertes de conseguir que el cuerpo conecte consigo mismo porque estamos alienadas o porque hay una censura base de o con el cuerpo.

¿Y para ti por qué es tan importante definir el deseo, teorizar sobre ello, racionalizarlo? ¿No sería un poco como acotarlo y arriesgarse a matarlo? Pues el deseo dentro de lo que tiene que ver con el deseo erótico como fuerza vital.

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