Entre Incels y Chads 3w3c29

Bienvenidos un programa más aquí a Radio Existe La Fundación.

Después de una pequeña pausa volvemos otra vez a hacer otro podcast.

Ya tenemos aquí con nosotros al inigualable Pepe Crespo.

¿Estás por ahí? Muy buenas tardes, hombres, o noches, primaverales, ¿qué tal? ¿Cómo va ese cambio de hora en tu ánimo, en tus siglos hormonales? Bueno, por aquí estamos acostumbrándonos, adaptándonos al nuevo cambio horario, pero bueno, estos primeros días va a costar un poquito, pero después yo creo que nos viene bien a todos, ¿no? Vaya cachondeo con este rayo, tío, de cambio de hora.

¿Pero por qué, Pepe, por qué? ¿Qué pasa con el cambio de hora? Es una forma de domesticar a la población, que traigan con cualquier cosa, ¿ven a esto? Como ya discutimos en el último programa, todo es un mito, no es un mito, es todo.

La gente se trae a cualquier cosa si lo disfraza de mito.

Mito religioso, patriótico, climático...

Bueno, este es un mito petrolero, petrolero.

Esto fue en el 63 cuando el precio del petróleo subieron como la hostia, ¿no? Sí.

Que era otro, bueno, otra, otro...

Aparecieron muchos como el Turieri ya declarando el fin de todo, ¿no? El fin del petróleo, la energía de todo, que el mundo se iba a acabar y los políticos empezaron a decir que vamos a tomar medidas ya como estas, ¿no? Como cambiar las horas de invierno a verano, verano a invierno, para que la gente gaste menos luz, se levante antes con la luz del sol, como la gallina, ya qué sé.

En fin, vamos a dejar a las pobrecitas criaturas.

Eso es para...

Y además, esto es claro, ¿verdad? Porque aunque todo el mundo se levanta a la misma hora, pero la fábrica, ¿no? Pero ahora, hoy en día, los trabajos son diferentes, los horarios son diferentes, cada vez menos gente va a la oficina gracias a todos, ¿no? Y bueno, y el tema energético se ha ido diversificando, pero estos tíos siguen con la hora, la han cogido.

Es que yo veo una cosa.

Cuando el Estado y los políticos se acostumbran a la tiranía, desde los más pequeños detalles, es que no renuncian a nada, ¿eh? Es una cosa...

Por eso es que me hace gracia cuando la gente dice, no, no, todos los impuestos seguro que los van a quitar, porque es demasiado bien, es demasiado...

Que va, al contrario, nunca van a...

Los políticos nunca...

Todas las medidas que ellos ponen nunca las van a quitar.

Vamos, no sé que haya ahí una contestación masiva de la gente que se ponga de acuerdo y que vayan a por ello y tal, pero al final son como ovejitas, ovejitas, y al final se lo comen con patas fritas.

Todo esto se lo aceptan, ¿no? Y las mierdas de prensa, pues colaboran, ¿no? Como son los curas del sistema, pagados por los que tienen el poder real, ¿no? No lo inventen los políticos, sino los que están detrás de ellos, porque a ver qué coño se cree que...

El poder lo tienen, por ejemplo, los norteamericanos lo tienen en Trános y los más, ¿no? Esos son los payasos que ponen, vamos a tener esa gente que son imbéciles, pero no vamos a tener ningún poder.

Es imposible que te sostengan en el poder.

Si esa gente tuviera el poder, los que tienen la pasta de verdad, las que tienen la gran pasta de verdad, pues correrían peligro, ¿no? O sea, que tienen que poner a estos payasos delante de la gente, se lo trague.

Como antes lo hacían con los curas...

El primero que inventó eso, ¿te acuerdas todo? Fue el Constantino, el gran César este, ¿no? Un tío, no sé, un tío, de verdad.

Se fue en nombre del Estado moderno, se dio cuenta por fin de todo el rollo este, de lo que era el Estado.

El Estado es una manipulación básicamente mental, mental y legal, ¿no? Pero bueno, solamente legal no basta, tío.

Tendrías que tener ahí un policía detrás de cada ciudadano, ¿no? Entonces se dio cuenta, esto es la religión cristiana, judía y tal, que es una gran ventaja, ¿no?, que se puede estandarizar.

Tanto politeísmo, una mierda, de este politeísmo aquí que deben hacerse los cojones, ¿no? Así que vamos a instaurar...

Y también el culto al César, pues era un culto...

Sí, es un poco por ahí también.

Empezaron a ir cuando, claro, ya no sé...