Episodio #6 “Humanismo gótico: La vida, la muerte y lo eterno” 5mw2

Saludos, criaturas de la oscuridad. Tomen un Bloody Mary y pónganse cómodos en su ataúde, porque esto va a comenzar.

Bienvenidos a todos a la Cueva Gótica en este sexto episodio titulado Humanismo de lo Gótico, la Vida, la Muerte y lo Eterno. Este es un podcast de entretenimiento en donde descubriremos el mundo de lo gótico, lo terrorífico y lo sublime, por medio de sus diversas temáticas plasmadas en sus mayores referentes cinematográficos, así como en películas no tan conocidas.

La promesa de este podcast es que no todo son cementerios, calaveras y vampiros, sino que es un fenómeno mucho más amplio, transgeneracional, inmerso en las andes temáticas y sobre todo, que está vivo.

Pero primero, permítanme presentarme.

Soy Daniel González y yo los llevaré de la mano en el descubrimiento del mundo de lo oculto, lo tenebroso y lo sublime.

En este sexto episodio en donde exploraremos en lo mismo, la vida, la muerte y la dignidad humana.

Las películas que veremos son Los Otros, del 2001, de Amy Navarro, El Hombre Elefante, del 2008, El Hombre Elefante, de 1980, de David Lynch, y Frankenstein, de 1931, de James Whale.

Esta vez, la dinámica de este episodio será un poco distinta a la de los anteriores.

Iremos de lleno a las películas y veremos qué podemos sacar de ellas.

Primero nos centraremos en Los Otros, del 2001, de Amy Navarro, o The Others.

Esta película se centra en la historia de una joven mujer llamada Grace, interpretada por Nicole Kidman en la Segunda Guerra Mundial, quien es una solitaria madre de dos hijos y cuyo marido hace tiempo ha estado desaparecido.

Los tres viven en un caserón victoriano en la isla de Jersey, y los niños sufren de una extraña enfermedad que les impide recibir directamente la luz del día, por lo que ella los educa estrictamente mientras una extraña neblina les impide dejarse mucho de la casa.

Su cotidianidad cambia cuando, sin aviso, llegan tres nuevos sirvientes, Berta, Edward y Lydia, quienes deben aprender una regla vital de la casa.

La casa estará siempre en penumbra, y nunca se abrirá una puerta si no se ha cerrado la anterior.

Esta producción española de fantasmas roza el límite de lo detenido entre lo que es un suspenso y un terror psicológico, con un giro de trama que termina dotando de un nuevo sentido a la película.

A lo largo de la historia vemos diferentes metáforas visuales, con distintos significados que se le han brindado a la luz y a la oscuridad, los cuales representan el conocimiento, lo que implica la propia visión del público a lo largo de una película, siendo que esta está completamente sumergida en las penumbras, si recuerda la neblina que rodea la casa, hasta la parte final, en la que deja a la luz del día el propio conocimiento del espectador respecto a la cruda verdad que afronta la familia de la señora Grace y el oscuro secreto que guardan los tres extraños sirvientes.

De igual manera, es curioso saber que la propia imaginación del director Alejandro Amenábar deja de nuevo en claro uno de los puntos particulares de los fantasmas como parte de los misterios fantásticos del terror. Esta es la correlación entre los fantasmas y su búsqueda y atracción hacia la luz, siendo un reflejo de la verdad.

Pero ahora, ¿cuál es esta verdad que tanto se esmera a Grace en ignorar? Si ven la película, lo descubrirán.

Esta película reconoce su papel como la icónica manera de ver en la cultura general a los fantasmas, como seres cubiertos por sábanas blancas cuyos pasos suenan con cadenas, posesiones espectrales, fotografías post-mortem y finalmente una sesión espiritista con Meryn incluida. Esto es por lo que los otros llevan al público en un viaje de descubrimiento nunca antes visto y deja reflexionar al respecto de esta historia donde podemos ahora como público ponernos en la piel de los espectros, en donde temas como la pérdida, el duelo, la negación y la aceptación al cambio nos hacen llegar a una reflexión más allá del terror. Sin embargo, no se aleja mucho de una de las propias reglas enmarcadas por Alfred Hitchcock. Nada puede ser más aterrador que tu imaginación.

Como otros datos curiosos, Alejandro Almenadar, de la misma manera, dirigió el original Sondrak y compuso las mismas piezas.