
Descripción de EPSA is Burning S24 E08 722242
La Primavera amenaza con despedirse de forma inolvidable, y mientras tanto los Estudios Romanones chez Galore mantienen la calma, con Anajú Belcebú llena de compromisos lúdico profesionales, y Anajú Bicho recién llegada de Sevilla a su fortaleza granadina, desde la que responde a nuestra llamada mientras da un paseo por su barrio, hace la compra de los víveres imprescindibles y sube a sus aposentos. Glenda tendrá que irse a hacer fotocopias, y Albertito se queda, enfrascándose en una extensa conversación sobre lúdico estética, en la que no somos capaces de llegar a conclusiones del todo satisfactorias. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/30132 e4m11
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Hola. Hola, ¿qué tal? Bien, ¿y tú? Bien, una tarde muy buena.
La ropa.
¿Y ahora qué vas a hacer? ¿Más gimnasia? ¿Te he cortado la mitad? Estoy haciendo abdominales mientras hablamos.
¿Qué me dices? Ah, por eso tienes el manos libres.
Con lo que cuesta y hablando.
De verdad.
Dios, ay, cómo me molaría estar ahí a la esquina sentada mirándote al principio, hasta que acabas y dijeras...
Me voy a la ducha y dijeras, espérate, voy contigo.
Y tú, no. Y yo, como que no, claro que sí.
Venga, vamos.
Ay, qué guay.
Cómo me mola, cómo me mola.
Bueno, ¿viste lo que te compré? La ropa.
Ya sé que... Te he comprado una leche y dirás, qué bruto que eres. No.
Primero porque la vi y dije, ostras.
Y entonces, como la vi, dije, eso no pasa nada y caduca en marzo, la vas a consumir antes.
Y como vas a tener un diciembre de puta pena, por lo menos la he dicho que me dejaste.
Guau, guau. Eres un crack.
Me alegro, me alegro.
La ropa.
¿Lo de la cuerda? Los intros esos son para tirar, ¿no? Sí, lo que pasa es que no me acordé.
Como había fregado la cocina, digo, ostras, y por no volver a fregar y volver a patear, digo, los dejo.
Tengo que llamar al del calentador, ¿sabes? Porque ahora, cuando llegué a casa, quería hacer elítrica y he dicho, mierda. Ah, iba a decirte que yo esta semana estoy de tardes.
Que si, aunque tú vayas liada o cualquier cosa, si quieres que esté yo pendiente por si te dicen un día...
Pues tal día a tal hora por la mañana, dímelo y voy yo.
Sí, de verdad, que confíes en mí, me encanta.
Hombre, es que eres...
Mío.
La ropa.
Hola. Hola, ¿qué tal? La ropa. Guau, guau.
Te dejo, te dejo porque es que me estoy volviendo loco.
En serio, es que...
Es que me estoy volviendo loco, de verdad.
La ropa.
Es que te estoy imaginando yo, así que cuando yo te imagino, me pongo muy malo.
Vale, pues nada, dúchate con agua caliente.
Sí, con agua fría me voy a duchar.
Con agua fría.
Te tengo que calentar.
Espero a que vengas la semana que viene, pero tenemos que quedar un día tuyo.
Sí.
Sí, sí, sí, sí.
¿Y por qué has dicho que vas a mejorar lo que hiciste? La ropa.
No me asustes.
Hombre, escúchame, me das miedo, porque ya, no sé.
¿Por qué? Ya me dejaste en shock.
La ropa.
Sí, te haces ver la cara, la verdad, es que uno hace lo que puede, pero veo que...
No, no, para no practicar tanto.
Tanto no, nada, o sea, no practico.
Lo hago porque... Practicar es hacer ronces.
Hay tíos que siguen follando a menudo y no dan esa talla.
Ay, ¿qué se le va a hacer? No tengo mucha imaginación.
Ya, ya, será eso.
La ropa.
Es que a veces dices, macho, es que tú tienes que estar pagando, sino es que esto no es normal, o sea, porque si fuera yo un tío, sería de otra altura, no sé qué.
Pero bueno, ya lo verás, ya lo verás.
Tengo 47 años, ni tengo una pasta como para hacerle el oro y el moro, ni puedo, o sea, es que yo no puedo decirle...
Pues ahora mismo no.
Y es una tía que cuando la vea, primero dirá, es mentira, está a las contratadas, la ha pagado para que venga y te acompañe, porque sé que ella puede tener al tío que le dé la gana.
El hecho de que esté conmigo, para mí, no sé cómo decirlo, es una maravilla.
La ropa.
Huevos, sí, eso.
¿Hola? Estoy comprando huevos, hola.
Hola. Hola.
¿Te hemos pillado la calle? En mi pueblo comprando huevos.
¡Ay, qué maravilla! Y comida de gato.
¡Holi! ¿Qué tal los gatos? ¿Qué pasa? ¿Qué tal? Bien.
Ay, Kika, estoy usando tu huevo en este mismo momento.
¿Cuál es mi huevo? El huevo que me regalaste de madera.
¡Ay, sí! ¿Qué? ¿Lo perdiste? ¿Dónde lo tienes? No, lo tengo ahora entre mis manos, porque lo estoy utilizando para zurcirme unas medias.
¡Ay, qué bien! Me alegro de disfrutar de mi huevo.
Claro, además las he lavado no como otras que les gustan mucho las empanadillas.
Ah, no, las croquetas, los fritos.
Ana, croquetas.
Ana, estoy en un chino...
Bueno, perdón, en un...
En un bazar.
Bueno, sí, en un bazar.
En un bazar, comprando huevos, porque me han cerrado todos los supermercados.
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