Kate Bush 1d6g5m

Papel de chicle en la acera, al lado del arroyo de la sola carretera.

Papel de chicle cuando me fui a caminar, vi los colores en el suelo y no pude hablar.

Amo los colores aclarados un montón, así se pueden afectar mi corazón.

Papel de chicle claro con llover, una palidez capaz de emocionar mi ser.

Papel resacado por el sol, hay colores locos como el rock and roll.

Amo los colores aclarados un montón, así se pueden afectar mi corazón.

Amarillo colorado por el charco bautizado, resacado por el sol, locos como el rock and roll.

Papel de chicle no me canso de mirar, los colores me afectan y no voy a explicar.

Papelito antes amarillo, ahora indeciso, mañana plaquillo.

Amo los colores aclarados un montón, así se pueden afectar mi corazón.

Papelito.

Y la tengo ahí una cara inutilizada, pero bueno, ahí está.

No me he comprado ni los desde que tenía 18 años. Y me compré cuatro, los cuatro primeros de la señora Basch.

¿Pero los compraste hace poco? Los compré hace dos o tres años.

Bueno, presenta ya, Javi, que ya estamos en la arena.

Venga, pues hoy otro papel de chicle. Me estáis escuchando bien, ¿no? ¿Verdad? Perfectamente.

Un papel de chicle muy especial, porque hoy vamos a hablar de Kate Bass y a mi presencia y a la de Frank, que somos los que estamos aquí siempre.

Nos acompaña mi queridísimo Pedro Vera, un amigo y camarada no solo de los cómics, sino también de las guitarras.

Tenemos ahí una afición común. De hecho, es el hombre que afina, ajusta, embellece todas mis guitarras.

No tengo una guitarra buena que no haya pasado por las manos de Pedro.

Pero hoy lo traemos en calidad de experto de Kate Bass.

Aficionado, ¿no? Aficionado.

Lover. Soy un lover. Un poco más.

Porque, bueno, en este rollo que tenemos también en papel de chicle, que es así poco a poco vamos adquiriendo ya una pátina de podcast de señores mayores que hablan de sus filias y fobias de tiempos pasados.

¿Qué vamos a hacer si no? ¿Qué vamos a hacer si no? Efectivamente. Pues Kate Bass era un debe que teníamos ahí, ¿verdad, Frank? Yo sé que a ti te mola.

Y yo, si os digo la verdad, me gusta, pero siempre me apabulla.

Bueno, di la verdad. En realidad la idea surgió porque Pedro te mandó un audio diciendo que había escuchado nuestro programa, el último, de Cabaret.

Y que hacíamos mención a esta sección que había en aplauso de Nacho Dogan.

Era como un mimo. Sale el tipo ahí con la cara así muy blanca, una camiseta de rayas. Era como una parodia de mimo. Y a veces sacaba una mano metálica.

Saludos a la vasca peña.

Salía con la cosa esa, con esa garra esa.