Kodomo News: Noticias curiosas (Ep. 3) 4x2v5h

¡Hola! Bienvenidos y bienvenidas a este repaso semanal tan especial.

Es lo mejor de Codomo News.

Y esta semana traemos noticias superinteresantes.

Del mundo animal, de nuestro propio cuerpo y hasta del espacio exterior.

A ver, ¿os imagináis poder charlar con delfines gracias a la inteligencia artificial? Pues vamos a hablar un poco de eso.

También vamos a conocer al roedor más grande del mundo.

Un gigante muy simpático, ya veréis.

Y descubriremos que nuestra sangre tiene como un código secreto que revela cosas sobre cómo envejecemos.

Y para terminar, viajaremos a estrellas lejísimas, lejísimas para ver cómo se fabrica el oro.

En fin, un montón de cosas curiosas.

¿Empezamos? Venga, la primera parada, bajo el mar.

Fijaos, hay científicos usando inteligencia artificial y ordenadores superlistos para escuchar miles y miles de sonidos de delfines.

Delfines nariz de botella.

Tienen grabaciones de hace 40 años.

Quieren entender, claro, qué significan todos esos silbidos y clics que hacen.

Y la verdad es que están encontrando cosas fascinantes.

Han identificado ya más de 20 sonidos distintos.

Pero quizá lo más curioso son los llamados silbidos firma.

¿Silbidos firma? Sí, parece que cada delfín tiene el suyo.

Es único, como nuestro nombre, ¿sabes? Y para comprobarlo, lo que hacen es reproducir esos sonidos cerca de otros delfines.

Y observan qué pasa.

Si se acercan, pues puede ser curiosidad o que reconocen de quién es ese silbido.

Si se alejan, quizá indica otra cosa, ¿no? Alarma, tal vez.

O sea, que no es solo un ruidito ya.

¿De verdad creen que es una forma de decir ¡Ey, que soy yo! ¿Cómo identificarse? Exacto, esa es la hipótesis principal ahora mismo.

Y bueno, comprender esto es súper importante.

Nos ayuda a entender mejor lo inteligentes que son, ¿eh? Cómo viven, cómo se organizan en sus grupos.

Y muy importante, claro, ¿cómo podemos protegerlos mejor? Claro.

¿Quién sabe? Quizá en el futuro esta tecnología permita una comunicación, bueno, más compleja.

Uf, qué pasada.

Bueno, pues de los listísimos delfines nos vamos a otro animal que también le encanta el agua, pero muy diferente.

El capibara.

¿Lo conocéis? Es el roedor más grande que existe.

Puede pesar hasta 65 kilos.

Sí, sí.

Una barbaridad.

Viven en Sudamérica y siempre, siempre cerca del agua.

Ríos, lagos.

Son unos nadadores excelentes, ¿eh? Pueden aguantar, fíjate, hasta cinco minutos sin respirar bajo el agua.

¿Cinco minutos? Sí, sí.

Y tienen un truco muy bueno.

Los ojos, la nariz y las orejas están muy arriba en la cabeza.

Ah, claro.

Así que pueden nadar casi hundidos del todo, pero siguen viendo, oliendo y respirando perfectamente.

Qué bueno.

Son nervívoros, comen plantas.

De hecho, su nombre en guaraní, capillaiba, significa algo así como comedor de hierba.

Ajá.

Y les encanta ir en grupo.

A veces son grupos pequeños, de 10, pero otras veces hasta 100 juntos.

100.

Entonces todo en ellos, su cuerpo, su forma de vivir, está súper adaptado al agua, ¿no? Totalmente.

Son un ejemplo genial de adaptación al medio.

Además, son importantes en su ecosistema.

Controlan el crecimiento de algunas plantas.

A veces, bueno, tienen problemillas y se meten en campos de cultivo, pero en general, son animales muy tranquilos, muy sociables.

Fascinantes.

La verdad es que sí.

Bueno, y ahora damos un salto.

Un salto hacia los otros mismos, hacia algo que está dentro, muy dentro, nuestra sangre.

Resulta que han descubierto algo muy curioso sobre cómo se fabrica nuestra sangre, las células de la sangre en la médula ósea.

Parece que llevan una especie de etiqueta o un código no sé en su ADN.

Así es.

Se trata de unas marquitas químicas, podemos imaginarlas como si fueran pequeñas notas pegadas en el ADN, ¿vale? Se llaman marcas de metilación.

Metilación, vale.

Y estas marcas identifican a qué familia de célula madre pertenece cada célula de la sangre.

A ver, cuando somos jóvenes tenemos muchas familias distintas, ¿eh? Fabricando sangre a la vez.

Pero al envejecer, esto cambia.

Muchas de esas familias, digamos, desaparecen o se vuelven menos activas.

Y al final, quedan unas pocas dominando toda la producción.

A veces, solo dos o tres familias fabrican casi toda nuestra sangre.

Ostras.

Y mencionabas antes algo de epiclone.

Eso es para leer esas etiquetas.

Exacto.

Epiclone es una técnica nueva, bastante reciente, que permite leer justo esas marcas de metilación.

Y así podemos contar cuántas familias diferentes de células madre tenemos trabajando.

Y esto es importante porque parece que tener menos diversidad, o sea, menos.