Las Leyes Del Reino (Cristo formado, Cristo manifestado 16) - Pastor Kenneth Solá 1q1f6s

¿Qué ha pasado? No, no, no.

Muy bien, pues vamos a comenzar entonces, nos ponemos en marcha.

Damos gracias a Dios por este tiempo, como decimos, tiempo de crecimiento, de madurez.

Ya sabe que el propósito de estas reuniones es precisamente para eso, ¿sí? Para que Cristo siga siendo formado en nosotros, que podamos seguir creciendo en un conocimiento correcto y que podamos ser una expresión correcta de Él.

Porque ese es el diseño establecido por Él y ese es el propósito por el cual hemos sido creados también, para darle a conocer.

Hemos estado hablando acerca de lo que la vida de Cristo produce en nosotros.

Hemos estado hablando acerca de la importancia de ser conscientes de su vida, que es entender, al fin y al cabo, que el Evangelio vino para que nosotros pudiéramos entender que fuimos crucificados juntamente con Él y que hemos sido resucitados juntamente con Él.

Recuerde que el trabajo del Evangelio no es mejorar a Adán, ni muchísimo menos.

El trabajo del Evangelio es revelarnos que Adán fue crucificado, ¿sí? Y que no se trata de mejorarnos, porque no es el diseño para el Evangelio, sino que se trata de, que es lo que a veces a la gente no le gusta mucho escuchar, se trata de matarnos, de crucificarnos.

Esa es la parte para la que a veces no estamos preparados o no nos gusta escucharlo y por eso usted puede ver que se vende mucho mejor, como decimos, un Evangelio humanista y un Evangelio antropocéntrico, que es un no-Evangelio, porque no es el Evangelio de Cristo, y se vende mucho mejor porque a la gente le gusta escuchar esas cosas de tú vas a conseguir todo lo que te propongas, tú puedes con todo, etcétera, etcétera, saca el campeón que hay en ti, desata tu mejor versión, pero nada de eso es lo que produce el Evangelio.

Bienvenida.

Nada de eso es lo que produce el Evangelio, sino que el Evangelio viene para enfocarnos en Cristo.

Es decir, nuestra mirada tiene que estar puesta en él.

Hemos estado hablando, como decíamos, acerca de la vida de Cristo y lo que produce la vida de Cristo en nosotros, porque el título de hoy, para los que están anotando, si quieren anotarlo ya nos vamos a meter en entender y comprender un poquito la funcionalidad del reino, y por lo tanto el título de hoy es Las leyes del reino.

Y claro, el problema que podemos tener a veces es que cuando escuchamos la palabra ley, o leyes en este caso, en plural, pues claro, se nos pueden saltar ahí todas las alarmas, no empieza a haber luces, sirenas, cuidado, cuidado, porque pensamos que hablar de ley es ir contra la gracia.

Galatas habla de caerse de la gracia y podemos cometer el error de pensar que siempre que hablamos de gracia es hablar en contra de cualquier tipo de ley.

Por eso era importante, como dijimos, establecer la vida de Cristo en nosotros, conocerla, ser conscientes de ello, aunque tenemos mucho que aprender todavía, para entender que lo que vamos a hablar a partir de ahora no es algo que producimos nosotros, sino que es algo que es producido por su propia vida.

Entonces, partimos de la base, porque entender las leyes del reino es avanzar en madurez.

Recuerde que Hebreos dice que, Hebreos capítulo 6, necesitamos dejar los rudimentos para que avancemos hacia la madurez.

O sea, no podemos avanzar hacia la madurez si no soltamos ciertas cosas.

Entonces, cuando soltamos ciertas cosas avanzamos, entendiendo que la madurez es un proceso.

La madurez no es un evento, la madurez es un proceso.

El nuevo nacimiento es un evento.

Es decir, nosotros reconocemos por gracia, reconocemos el señorío de Cristo sobre nosotros, pum, nacemos de nuevo.

Eso es un evento, eso es automático.

Pero la madurez no.

La madurez o el crecimiento es un proceso.

Un proceso que nos va a llevar toda la vida y yo necesito entender eso porque ahí está la clave.

Y la clave de mi madurez está en entender cuán consciente soy yo de la vida de Cristo que está en mí.

Cuán consciente soy del Cristo que me habita.

Porque, repito, eso es lo que marcará toda la diferencia.

Llegados a este punto, obviamente, yo puedo hablar más tranquilo de los principios de este reino al cual nosotros hemos sido trasladados porque, como digo, son cosas que no debemos olvidar.