
El Libro de los Espíritus: Prolegómenos (Los espíritus hablan) | Allan Kardec 4y4e3l
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Los Prólegómenos de El Libro de los Espíritus marcan el inicio de una obra trascendental en el estudio del espiritismo. En esta sección, Allan Kardec, y los mismos espíritus, exponen las bases y principios que rigen esta doctrina, iluminando el camino hacia el conocimiento espiritual. Sumérgete en este capítulo fundamental y descubre cómo Kardec establece un puente entre lo material y lo inmaterial. No olvides suscribirte para más contenido sobre esta obra imprescindible. #ElLibroDeLosEspíritus #espiritismo #crecimientopersonal #allankardec #mityc @mityc.oficial https://ivoox.descargarjuegos.org/podcast-mityc_sq_f11983450_1.html https://www.instagram.com/aurumalbum/ https://www.facebook.com/MitycOficial https://www.facebook.com/groups/501067958429165/ https://www.tiktok.com/@mityc.com https://www.mityc.com/ ✅ Hacernos saber vuestra opinión y peticiones en los comentarios. No olvidéis subscribiros para seguir recibiendo dosis de Historia, Misterio, Tecnología y Ciencia. #misterio #ovnis #enigmas #historia #ciencia #extraterrestres #evangelios #apócrifos #religión #espiritualidad #parapsicología #ufología 2e6234
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Filosofía espiritualista, el libro de los espíritus, Prolegómenos.
Fenómenos que escapan a las leyes de la ciencia común se manifiestan por doquiera y revelan en su causa la acción de una voluntad libre e inteligente.
La razón dice que un efecto inteligente debe tener por causa a un poder inteligente y ciertos hechos han probado que esa fuerza puede entrar en comunicación con los hombres mediante signos materiales.
Interrogada acerca de su naturaleza, dicha fuerza ha declarado pertenecer al mundo de los seres espirituales que se han desembarazado de la envoltura corporal del hombre.
Así fue revelada la doctrina de los espíritus.
Las comunicaciones entre el mundo espírita y el corporal pertenecen al orden de la naturaleza y no constituyen ningún hecho sobrenatural.
De ahí que se encuentre la huella de tales comunicaciones en todos los pueblos y en la totalidad de las épocas.
Los espíritus anuncian que son llegados los tiempos que la Providencia señaló para que se produjera una manifestación universal y siendo ellos los ministros de Dios y agentes de su voluntad, su misión consiste en instruir e iluminar a los hombres, inaugurando una nueva era para la regeneración del género humano.
Este libro es la recopilación de sus enseñanzas.
Ha sido escrito por orden y bajo el dictado de espíritus superiores para asentar los cimientos de una filosofía racional, libre de los prejuicios del sectarismo.
No contiene nada que no sea la expresión de su pensamiento y que no haya sido controlado por ellos.
Sólo el orden y la distribución metódica de las materias, así como las observaciones y la forma de ciertas partes de la redacción, constituyen la obra de quien recibió la misión de publicarlo.
Entre los espíritus que cooperaron a la realización de esta obra, muchos vivieron en la Tierra, en diversas épocas, predicando y practicando la virtud y la sabiduría.
Otros no corresponden, por sus nombres, a ningún personaje cuyo recuerdo haya perpetuado la historia, pero su celebración es atestiguada por la pureza de su doctrina y su unión con aquellos que llevan nombres venerables.
He aquí los términos en que han dado ellos por escrito, y sirviéndose de diversos médiums, la misión de organizar este libro.
Ocupate con celo y perseverancia de la tarea que has emprendido con nuestro concurso, porque este trabajo es nuestro.
En él hemos sentado las bases del nuevo edificio que se eleva y que debe un día reunir a todos los hombres en un mismo sentimiento de amor y caridad.
Pero, antes de publicarlo lo revisaremos juntos, a fin de controlar todos sus pormenores.
Contigo estaremos cada vez que lo pidas y para ayudarte en tus otras labores, pues ésta solo constituye una parte de la misión que se te confía y que te ha sido revelada ya por uno de nosotros.
Entre las enseñanzas que se te imparten hay algunas que debes guardar para ti solo, hasta nueva orden.
Nosotros te indicaremos cuando haya llegado el momento de publicarlas.
En el ínterin, medítalas, a fin de estar preparado cuando te avisemos.
Pondrás a la cabecera del libro el sarmiento que te hemos dibujado, porque es el emblema del trabajo del Creador.
Todos los principios materiales que mejor pueden representar al cuerpo y al espíritu se hayan reunidos en él.
La rama representa al cuerpo.
El espíritu es el licor.
El alma o espíritu unidos a la materia constituyen el grano.
El hombre destila el espíritu por medio del trabajo, y tú sabes que solo por el trabajo del cuerpo adquiere el espíritu conocimientos.
No te desaliente la crítica.
Hallarás contradictores encarnizados, en modo especial entre aquellas personas interesadas en los abusos.
Inclusive los encontrarás entre los espíritus, porque los que no se hallan del todo desmaterializados se tratan a menudo de sembrar la duda, ya sea por malicia o bien por ignorancia.
Pero sigue siempre adelante.
Cree en Dios y marcha con confianza.
Nosotros estaremos allí para sostenerte, y está cerca el tiempo en que la verdad destellará por doquier.
La vanidad de ciertos hombres, que creen saberlo todo y quieren explicarlo todo a su manera, engendrará opiniones disidentes.
Pero todos los que tengan presente el gran principio de Jesús se fundirán mediante un vínculo fraternal, que abarcará al mundo entero.
Dejarán a un lado las míseras discusiones por palabras para no ocuparse más que de las cosas esenciales, y la doctrina será siempre la misma, en lo que respecta al fondo, para todos aquellos que reciban las comunicaciones de los espíritus superiores.
Con la perseverancia llegarás a cosechar el fruto de tus trabajos.
El placer que experimentarás al ver a la doctrina difundirse y ser bien comprendida será para ti una recompensa, cuyo valor conocerás en su totalidad, quizá más en el porvenir que en el presente.
No te inquietes, pues, por los espinos y las piedras que sembrarán en tu camino los incrédulos o los malvados.
Conserva la confianza, con ella alcanzarás la meta y merecerás ser ayudado siempre.
Acuérdate de que los buenos espíritus no asisten sino a quienes sirven a Dios con humildad y desinterés, y en cambio repudian a cualquiera que busque en la senda del cielo un escalón para las cosas de la tierra.
Aquello sea por ti.
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