Lo que el cuerpo nos cuenta, Marga Sánchez Romero v554c

La librería de Bego Beristáin. Hola, qué tal, bienvenidas, bienvenidos. Hoy vamos a hablar con una mujer que nos dejó bastante impactadas con su primera publicación, esa que han leído más de 15.000 lectores y lectoras con prehistorias de mujeres, un libro en el que hacía un repaso, una visión de las mujeres en la prehistoria y que nos venía a contar cómo éramos para saber cómo somos, o si aquello influyó determinantemente, como creo que fue, en cómo somos ahora. En esta ocasión vuelve Marga Sánchez Romero para hablar de nuestro cuerpo.

Sabéis que la Catedrática de Prehistoria Marga Sánchez Romero es también vicerectora de Extensión Universitaria, Patrimonio y Relaciones Institucionales de la Universidad de Granada, pero sobre todo lo que hace Marga es una labor enorme de divulgación, de divulgación sobre cómo eras y cómo somos las mujeres.

En esta ocasión viene con un nuevo trabajo, se titula Lo que el cuerpo nos cuenta y lo primero que tengo que hacer es agradecerle a Marga que me lo haya dedicado a mí, a mí y a tantas mujeres, porque se lo dedica a las que caemos en contradicciones sobre nuestro cuerpo todo el tiempo, para que seamos amables con nosotras mismas. Anda que no somos las higueras con nosotras, Marga. Totalmente, muy buena, sí, sí, lo somos, lo somos.

A mí también me ha supuesto un ejercicio de reflexión interesante escribir el libro, me preocupaban algunas cosas. He escrito el libro de manera muy egoísta también, para preguntarme yo y para analizar cómo veo el mundo en el que vivimos y cuál es nuestra posición, pero es verdad que la conclusión que he sacado después de esto, es que hay muchas cosas que nosotras no somos capaces de controlar, o que hemos aprendido a través de la socialización y a través de los mensajes constantes, y bueno, pues vamos a sentarnos, vamos a plantearnos lo que nos pasa, vamos a reflexionar y luego vamos a ser amables con nosotras mismas, si caemos en contradicciones que no pasa nada.

Eso es lo que me interesa sobre todo. Fíjate que tú misma dices que este libro, seguramente no lo podrías haber escrito hace un par de décadas, por falta de seguridad, cuanto más años tenemos, más experiencia de vida y más mochila tenemos, nos sentimos como más firmes, y más decir, oye, pues soy así, soy una señora.

Pues sí, yo además empiezo el libro diciendo que soy una señora mayor, que yo reivindico la necesidad de reafirmarte en esto, que pasan los años, pero que está muy bien pasado, quiero decir que en salud está muy bien pasado, porque es cierto, yo hace 10, 15, 20 años hubiera sido absolutamente incapaz de escribir este libro, porque todavía no era consciente de la presión que se ejerce sobre nosotros, como que la asimilas, como que la entiendes y no eres capaz de analizarla desde el punto de vista de la seguridad que te dan también los años, la experiencia y la vida, por dónde te lleva la vida.

Entonces sí que ha sido un ejercicio que yo reivindico, pero no para que tenga que llegar la gente a tener la edad que yo tengo para darse cuenta, sino para que la gente lo sepa, las mujeres muy jóvenes sepan que lo que nos está pasando y que nos ha pasado toda la historia, tiene mucho que ver también con una sociedad que nos empuja y que hace que creamos que son decisiones nuestras, cuando realmente no lo son en muchas ocasiones. Y ahora hablamos de todo esto, porque lo que el cuerpo nos cuenta, haces un recorrido físico y político de las mujeres desde la prehistoria hasta hoy. Explícanos lo del físico y el político.

Porque mira, todo lo que nos pasa, nos pasa a través del cuerpo, todo. La existencia humana tiene que ver con el cuerpo, no somos nada si no tenemos ese cuerpo. ¿Qué pasa? Que precisamente ese cuerpo, todo lo que nos pasa en el trabajo, en la forma de reproducirnos, en la forma de manifestar identidad, todo eso tiene causa y consecuencias sociales, económicas y políticas.

Y cuando hablo de política, hablo de cómo se configuran determinadas identidades o determinadas formas de comportamiento, cómo debemos aparentar o cómo debemos aparecer, cuánto debemos pesar o cuánto debemos medir si nos ponemos tacones. Todo eso son decisiones preestablecidas, como muy pensadas. Yo siempre digo, por ejemplo, con el color. El pantón todo el año elige el color del año. Hasta los post-it de las notitas acogen ese color.