MATEO 5 NOVENA PARTE 581g4

Un encuentro con su palabra, porque se cace la hierba, marchitace la flor, mas la palabra de Dios permanece para siempre. Con ustedes, el Dr. José Ricardo Arias Quintero.

Hoy vamos a estudiar Mateo capítulo 5 novena parte. La ley de Dios, la ira y el adulterio.

Te invito a orar. Padre nuestro que estás en el cielo, te alabamos, te glorificamos y te exaltamos porque eres un Dios bueno y porque Señor siempre estás pendiente de nuestras necesidades, suple cada una de ellas y estás listo para perdonarnos, salvarnos y redimirnos. Solicitamos en este momento Señor tu presencia en nuestro medio y al abrir tu palabra, tú seas nuestro maestro, nuestro guía, que el Espíritu Santo nos dé conocimiento y que podamos asimilar completamente la enseñanza acerca de la obediencia verdadera a la ley de Dios. Gracias por tus bondades, lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén.

Hemos entrado en la sección que tiene que ver con la obediencia a la ley de Dios en el sermón del monte. Ahora el Señor pasa a describir cómo sería una justicia superior a la de los fariseos. Va a explicar más allá de la letra de la ley el sentido de una verdadera obediencia, una obediencia no basada en las apariencias sino en asuntos de la vida diaria. Lo que el Señor pide es que tengamos en cuenta que Él conoce los secretos de nuestro corazón. En en Adeguay afirma, la ley de Dios llega hasta los sentimientos y los motivos tanto como los actos externos. Revela los secretos del corazón proyectando la luz sobre las cosas que antes estaban sepultadas en tinieblas.

Dios conoce cada pensamiento, cada propósito, cada plan, cada motivo. Los libros del cielo registran los pecados que se hubieran cometido si hubiese habido oportunidad. Dios traería a juicio toda obra con toda cosa encubierta. Con su ley mide el carácter de cada hombre así como el artista transfiere al lienzo los rasgos del rostro así también los rasgos del carácter de cada individuo son transferidos a los libros del cielo. Dios tiene una fotografía perfecta del carácter de cada hombre y compara esa fotografía con su ley. Él revela al hombre los defectos que echan a perder su vida y los exhorta que se arrepientan y se aparten del pecado.

Esto está en Signs of the Times del 31 de julio del año 1901. Estudiemos entonces lo que el Señor considera la verdadera obediencia a su ley. Leamos Mateo capítulo 5 versículos 21 y 22. Oísteis que fue dicho a los antiguos no matarás y cualquiera que mate será culpable de juicio pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano será culpable de juicio y cualquiera que diga necio a su hermano será culpable ante el concilio y cualquiera que le diga fatuo quedará expuesto al infierno de fuego. Jesús procede ahora a presentar ejemplos específicos de su interpretación de la ley como autor de ella es su único verdadero expositor.

Poniendo al lado la causística rabínica Jesús restauró la verdad a su hermosura y lustre originales. La expresión oísteis implica que la mayoría de los oyentes en esta ocasión no habían leído ellos mismos la ley. Esto era de esperarse porque la mayoría de ellos eran rudos labradores pescadores. Ellos recibían el reconocimiento por lo que les enseñaban los escribas y fariseos.

Eso se refleja en Juan capítulo 12 versículo 34 cuando dice le respondió la gente nosotros hemos oído que según la ley el Cristo permanece para siempre. Así que los rabinos encargados de enseñar al pueblo eran los que llevaban el conocimiento de la ley. Ahora Jesús tomará las enseñanzas de los rabinos y les dará el sentido original de los mandatos que