Meditación Primer Viernes Junio. Consagración al Corazón de Jesús 5i6b3a

Bienvenidos, hermanos, a este primer viernes y último primer viernes de mes de junio, en los que a través de un itinerario hemos seguido de meditaciones preparándonos a la gran fiesta del corazón de Jesús, siguiendo aquello de los nueve primeros viernes de mes.

Comenzamos en octubre porque en julio, agosto y septiembre no habrá solemnidad en el culto del Sagrado Corazón, solo un breve acto de reparación antes de la misa. Ya sabéis que aquellos que quieran consagrarse al corazón de Jesús se realizará el viernes 27 en la misa de las ocho de la tarde, solemne, con presencia, espero, que nos presidirá el Obispo Auxiliar de Valencia, don Arturo Pérez. Me preguntan qué hay que hacer. No hay que hacer nada y hay que hacer mucho. ¿Qué hay que hacer para consagrarse al corazón de Cristo? Tener la buena voluntad de abrir el corazón al Señor.

Nos hemos ido preparando primer viernes de mes tras primer viernes de mes, los que habéis podido con más frecuencia asistir y los que menos menos. Es recomendable la confesión previa a esa celebración, pero no hay que olvidar que consagrarse al corazón de Jesús no es un sacramento. Ya estás consagrado por las aguas del bautismo.

Es remover esas aguas bautismales en la entrega al corazón de Jesús. Por lo tanto, para resolver dudas, ¿cuándo nos consagramos los que deseamos consagrarnos? En la celebración presidida por el Señor Obispo el viernes 27 de junio a las ocho de la tarde. Después de la homilia viene el acto de la consagración.

¿Hay imposición de detentes, etcétera? No, no hay imposición de ningún tipo de digamoslo así, artilugio devocional. Se repartirá gratuitamente un pequeño detente en el ofertorio para todos. ¿Qué hay que hacer? Rezar, prepararse, disponerse, confesar. Y es universal, no es nominal. En esta última meditación, obviamente, vamos a tratar el tema de la consagración al corazón de Jesús.

Una meditación breve para hoy, porque ya veis que queremos poco a poco pasar de las grandes meditaciones a meditaciones más breves y dilatar más el tiempo de la plegaria en silencio. Hemos tenido casi tres cuartos de hora y ahora pues quince o veinte minutos y luego a menos diez tendremos el acto de reparación.

El magisterio de la Iglesia señala como dos elementos constitutivos de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, la reparación y la consagración. Así lo expresa Pío XI en la encíclica Miserentissimus Redemptor, Redentor lleno de misericordia, en traducción, en la que aquel Papa, antes de abordar el tema de la reparación, del cual ya hablábamos el primer viernes de mayo, qué sentido tiene reparar, porque el que ama quiere reparar las ofensas al amado, no vamos a volver a repetir. Hoy es la consagración. Pero bueno, decía Pío XI que van unidos los dos elementos, reparación y consagración. Y nos hacía una llamada aquel Papa, Pío XI, al homenaje público o satisfacción, que llamamos reparación, que hay que tributar al Corazón de Jesús por las ofensas que se le infligen.

Ahora hoy avanzamos un poco más. ¿Qué entendemos por consagración en general y consagración al Corazón de Jesús en particular? Debemos tomar conciencia de que somos criaturas, estamos en el orden creado, hombres que seamos, imagen de Dios que tengamos, somos criaturas, no estamos en el orden divino, estamos en el orden creatural. Y por gratuidad desbordante y amorosa de Dios estamos, sin embargo, llamados a participar de la vida del Creador. Somos, por decirlo así, un subgrupo de criaturas especiales. Los vegetales, los animales no están llamados a la adopción filial. No están llamados a la adopción filial.