MTC (56) - The Amazing Digital Circus: Risas, caos y crisis existencial k4o4f

Fijamos que los podcasts no son un rollo.

Usted ha dado play a un podcast que va a hablar sobre libros, películas, cómics, videojuegos, o cualquier otra cosa que se nos ocurra.

Va a ser una experiencia nunca escuchada con anterioridad, el mejor.

Verás, este negocio está lleno hasta los topes de cabrones poco realistas.

Bueno, tal vez no sea para tanto.

Lo que podemos prometer es hablar con pasión y ganas sobre todo aquello que nos gusta.

Compartir minutos discutiendo sobre lo que nos interesa de la cultura popular, para tratar de llegar a los corazones.

Tantos gilipollas.

Y tan pocas balas.

Bueno, haremos lo que podamos.

Tengo un mal presentimiento.

Mírate cuento podcast.

Hola, ¿qué tal? ¿Cómo estamos? Largos días y placenteras noches.

Yo soy Chede, desde Edimburgo.

Yo Artemi, desde Gran Canaria.

Y como decíamos ayer, hoy comenzamos un nuevo programa de Mírate Cuento, cambiando el formato en el que grabamos.

Esperando que más o menos sea lo suficientemente decente.

Pero bueno, aún así confiando en que los cuatro gatos que nos escuchen no noten demasiado la diferencia.

Pues sí, Fray Luis, tienes razón.

Estamos probando cosas, vamos a ver cómo sale.

Pedimos por la mano disculpas.

Subrayar el chiste es tan lamentable.

Sí, pero es que nuestros oyentes tienen el nivel que tienen y tampoco le podemos pedir más.

O sea, para que les quede claro.

Espérate, no, a ver, si hemos empezado la ofensa a la primera frase, que directamente lleva retrasado a los cuatro que nos escuchan.

Porque nosotros conocemos la referencia y ellos no.

A ver, tú dices que son cuatro, pero eres muy optimista.

A ver si les insultas, cabrón.

Que no, que no, que el retrasado es este, que ustedes no escuchen nada.

Niño bueno, niño bueno.

Pues sí, estamos aquí otra vez y a ver cómo nos sale este experimento, cómo lo tiramos, cómo lo defendemos.

Bien seguro que no, pero bueno, se hará lo posible.

Porque estamos al nivel de nuestros oyentes.

Bueno, en serio, tú sigues pendiendo a los cuatro que nos escuchan.

A ver, no, tío, yo tengo mucha autoestima, me valoro mucho.

Sí, porque a la altura de nuestros oyentes que no sea nuestra altura física, también te digo.

No, tampoco, tampoco, mejor que no.

Pero bueno, pues nada, el formato cambia ligeramente.

Intentaremos rodearnos de gente en otros días, en este primer caso.

Pues va a ser tú y yo nada más, ya lo lamento.

Y concretamente tenemos como siempre un tema, que por supuesto estará en el cartelito del podcast, pero esto la gente hace como que no lo ha visto.

Y pues ahora hacemos el paripé de contar de qué va la fiesta.

Pues sí, mira, te cuento.

Vamos a hablar de una webserie.

Una webserie que descubrí primero un poquito el concepto de webserie, que es algo diferente a las series convencionales.

Bueno, algo diferente, pero muy diferente a una serie convencional.

Y aún así ya me ha retrasado la peña, porque tú que no has visto webseries que se vienen haciendo desde principios de los 2000, y para ti esto es un descubrimiento de ayer, ¿no? Porque se puede ser retrasado y a la vez desinformado.

Se puede todo, se puede ser muchas cosas.

Y si alguno de nuestros oyentes no es la primera vez que viene y ha escuchado los capítulos anteriores, sabrá que yo tengo un tema recurrente, que es nombrar a mi sobrino por lo que sea.

La policía ha consultado.

Habitualmente suelo hablar sobre todo de mi sobrino Adrián, pero en este caso fue mi sobrina Aiza la que me descubrió esta serie, a la que yo me enfrenté después de comerme como 10 millones de capítulos de LadyBug, que es una serie puramente infantil y que sufrí en silencio porque yo a mi sobrina la quiero mucho.

Aiza, si lo estás escuchando es lo que hay, que te lo siento.

Y esta serie que me descubrió, de repente me abrió un mundo que desde luego no era para nada infantil.

Porque vamos a hablar de una serie que se titula The Amazing Digital Circus.