Encuentros 3gm20

Solo hay seis personas que tememos al miedo: yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos. Tal vez sea nuestra emoción más cotidiana. Hay dos miedos fundamentales. Uno está anclado en nuestra consciencia más orgánica, tememos a la muerte, a la extinción de nuestro cuerpo físico. El otro miedo está relacionado con la pertenencia al grupo, tememos al rechazo, a la exclusión. A partir de esos dos miedos / creencias vamos construyéndonos relatos de separación y peligro en los que nos asumimos como supervivientes de un universo que es hostil. ¡Cuánto dolor sentimos y causamos al intentar salvarnos del temor! Cuando nos reconocemos en nuestra experiencia de miedo y podemos acompañarlo, acompañarnos, nos damos cuenta que ese miedo ya no es un elemento paralizante, ya no está frente a nosotros como una pared, sino que se pone al lado, y podemos caminar con él. Ese es un momento de libertad. En este Encuentro te cuento cómo acompaño a mi miedo, para que, si te es de utilidad, encuentres algunas claves para que puedas sostener te y acompañarte en momentos de temor. No se trata de librarnos del miedo, sino de reconocernos en él, en los múltiples pensamientos miedosos que nos demandan supervivencia. Aceptar, "siento miedo en este momento. Este miedo proviene de un pensamiento que yo creo. Puedo acompañarlo con mi respiración."

¿Por qué es tan importante para nosotros hacer lo correcto? ¿Por qué, en ocasiones, confiamos tan poco en nuestro impulso interior? ¿Por qué, a pesar de mostrarnos arriesgados, hay en nuestra cabeza una voz que nos dice, "y si esto no es adecuado"? En este Encuentro nos vemos desde el "deber", revisamos cómo opera en nosotros el discurso del niño, el del padre y el del adulto, y nos abrimos al sentir genuino de nuestro corazón. #consciencia #deberser #transaccional #sentirdelcorazon #fuir #ser

Aquello que siento, aunque crea que está provocado por algo o por alguien en particular, lo estoy sintiendo yo. Así que, cuando te amo, la sentidora de amor soy yo, la que se nutre de ese sentimiento en primer término soy yo. Lo mismo pasa con el resentimiento, la que se desgasta en ese sentimiento en primer término, solo puedo ser yo.\r\nSi yo soy la sentidora, lo que te doy me lo estoy brindando.\r\nYa que no me salvo de sentir, que eso que esté sintiendo me nutra, me conecte con la vida.

Desde que somos pequeños estamos buscando ser reconocidos por nuestro entorno y para eso vamos construyéndonos una imagen que es la que queremos dar al mundo. Nos esforzamos por ser \"alguien\" para el mundo. Ese alguien, sin embargo, es una construcción social. Constuimos una identidad en base a las normas de la sociedad en la que nos criamos.\r\n¿Y si no soy alguien, quién soy? ¿Qué soy?\r\nSeguimos explorando las fronteras de nuestra identidad, para encontrarnos más allá del ego.

Yo Soy Uno con el Todo. Esta frase, con todas las mayúsculas, la hemos escuchado, leído e incluso, dicho, desde siempre. Pero, ¿a qué se refiere realmente? Muchos de nosotros no nos sentimos necesariamente uno con el todo, de hecho, nuestra experiencia cotidiana puede ser más de separación que de unión.\r\nEn este Encuentro reflexionamos acerca de la unidad con el Todo y realizamos una práctica en la que nos abrimos a la experiencia Yo Soy

Nadie puede sentir por ti. Sólo tú estás sintiendo, percibiendo, experimentando esto que experimentas. Tu punto de vista es único, irrepetible. Yo puedo creer que siento como tú, incluso que sé cómo sientes, pero sólo puedo verme a mí, sentirme a mí, para hermanarme (o creer que me hermano) contigo en dicho sentimiento. \r\nDesde la antigüedad nos hemos creído que somos el centro de la creación, del universo, del sistema solar, del planeta Tierra, de la humanidad, de nuestra familia, de nuestra pareja, de nosotros. Desde la óptica de nuestro cuerpo, nos vemos como el eje sobre el que gira toda nuestra existencia. En un universo insondable como éste, ¿de qué podemos ser un centro?\r\nHoy vamos a explorar este punto. Una pequeña herida narcisista, de vez en cuando, no nos viene mal. ;)

Me ama. No me ama. Le amo. No le amo. Nos hemos creído que el amor es una emoción, fuerte e intensa, una emoción, de las que aparece, se quedan un rato y se diluyen. Nos hemos creído que el amor es algo que se gana, se compra, se vende, se intercambia, se da y se quita. Nos hemos creído que es algo personal, que es algo que creamos nosotros y por lo tanto, que nos pertenece la patente. El amor es Eso que nos conecta a todos y a Todo, por lo tanto, como la energía ni se acaba ni se destruye, solo se transforma. Todo es amor, porque todo está en constante conexión. Hoy nos metemos de lleno en esa esencia amorosa que compartimos con todo en el universo. Hoy nos damos cuenta de la ilusión de separación en la que hemos estado envueltos y, quien sabe, de pronto, se nos rompe el globo de esta ilusión y nos abrimos al Amor que Somos.

Estamos tan apegados a nuestro rol social, a nuestra idea de que existimos para producir, para ocupar una categoría, en últimas, a que nuestra vida tiene un sentido, por lo general productivo, que no nos permitimos abrirnos a la inmensidad de Eso que Somos. En este episodio reflexionamos sobre el corset que representa nuestro rol y nos abriremos a vernos más allá de él, para sentir y ser conscientes de la Vida que ya nos recorre, nos envuelve, nos atraviesa.

Antes pensábamos que solo nos comunicábamos por medio de la palabra y del silencio. Luego comprendimos que la comunicación no verbal era mucho más rica en matices. Ahora, nos damos cuenta de que nuestra resonancia, es decir, lo que vibramos, es decir, lo que sentimos, es la forma como nos comunicamos entre nosostros, con nuestros cuerpos, con los demás seres, con la Tierra y con el Universo. Al final, una práctica de Coherencia cardíaca, para desarrollar este potente medio natural de comunicación y amplificación que disponemos.

Cultivar la coherencia cardíaca nos permite resonar de manera armónica, entrando en un estado de presencia y paz que puede ser muy beneficiosa para nosotros y para los que nos rodean.

Cultivar la coherencia cardíaca nos permite resonar de manera armónica, entrando en un estado de presencia y paz que puede ser muy beneficiosa para nosotros y para los que nos rodean.

Un experimento en tiempo real. Nos valemos de nuestra actitud abierta, amable y curiosa, y de un espejo para indagar: ¿Qué veo cuando me miro en el espejo? Vamos a ser conscientes de nuestras ideas acerca de nosotros mismos y de cómo esas ideas nos influyen en nuestra propia mirada. No somos objetivos sencillamente porque estamos inmersos en nuestras creencias e ideas acerca de eso que creemos que somos. Luego, nos sumergimos en una práctica profunda, nos abrimos a la experiencia que surge al preguntarnos de manera consciente ¿Qué soy yo? ¡Disfruta de la dicha de este Encuentro!

En esta práctica tomamos o con la incomodidad que nos genera el pensamiento/sentimiento culpable, lo sentimos, tomando la decisión amorosa y firme de aceptar esta sensación, estos pensamientos en el momento presente. Posteriormente atendemos a nuestros pensamientos para soltarlos, dejarlos ir. Finalmente, tomamos la decisión amorosa y firme de aceptarnos tal y como somos y de abrirnos al amor que ya hay en nuestro interior.

En este episodio le vemos la cara a ese juez interno, que tan bien incorporado llevamos unos cuantos. Esa voz de nuestro interior que nos juzga con severidad, que nos recrimina por nuestras acciones (pasadas, presentes o futuras), que nos recrimina por ser como somos (como esa voz dice que somos). Esa voz interna que a veces llega a martirizarnos y que no sabemos cómo quitarnos de encima. ¿Qué nos aporta ese personaje de nuestro interior? ¿Qué ganamos con la culpa? Y sobre todo, ¿Podremos sobrevivir a ella? 😅 Además de reflexionar acerca del papel que cumple la culpa en nuestra psique, vamos a abrir la posibilidad de que, desde nuestro interior, emerja una figura adulta, autónoma, que se hace cargo y que además puede vernos a nosotros mismos con humor y amor. Esa voz de la responsabilidad que siempre ha estado en nuestro interior, y que la batalla entre nuestro juez interior y nuestro pequeño castigado no nos ha permitido asumir.

Si todo está en constante cambio, si, como dijo Heráclito "nadie se baña dos veces en el mismo río", ¿cómo es que seguimos creyendo que todo sigue igual? ¿Cómo es que tememos a lo nuevo, o mejor, a la incertidumbre de lo nuevo? Además de reflexionar sobre esta creencia tan loca de nuestro cerebro, vamos a darnos cuenta que, siempre que querramos, podemos experimentar este momento con toda su frescura. Experimentarnos únicos, en este momento único. Es el maravilloso regalo que nos ofrece el Presente.

A través de la consciencia de nuestra respiración, vamos entrando en Este momento, tal como se expresa. Podemos traer nuestra consciencia al momento presente, sentirnos en él, sentirnos vividos por la vida, aquí y ahora. Verás que no hay un concepto, una idea, una palabra que pueda definir esta experiencia, tan única, tan fresca, como este momento.

Tomando un objeto cotidiano para ti, vamos a ser conscientes de todo lo que aparece en tu mente mientras lo observamos y de cómo puedes conocer eso desde la novedad, desde la frescura que nos da el no saber, el no dar nada por hecho. El presente está aquí y es siempre nuevo, único, vivo.

¿Cuántas veces nos podemos ver "atrapados" por nuestros pensamientos, considerando que no podemos quitárnoslos de la cabeza? ¿Cuántas veces hemos defendido a capa y espada una opinión solo porque nos parece que es la verdadera? ¿Recuerdas ese pensamiento en tu cabeza que te dice que él sí es el verdadero? Bueno, son solo puntos de vista. Todos nuestros pensamientos son solo propuestas de nuestra mente, basados en nuestras percepciones pasadas acerca de lo que consideramos que es el presente. Realmente, son como pasado proyectado sobre el ahora. Y a veces tienen el poder de sacarnos de la realidad. Cuestionarlos, hacernos cargo de ellos y soltarlos, puede ser el paso más sencillo y a la vez más radical, para abrazar la paz y la libertad que ya nos da el presente.

El perfeccionismo no es una virtud, es un mecanismo de defensa que nos causa dolor y esparce ese dolor a nuestro entorno. De dónde proviene, lo que nos genera y cómo trascenderlo.

Tomando el entorno auditivo que nos envuelve como anclaje, somos conscientes de nuestra capacidad de control y manipulación de los múltiples sonidos que percibimos. Tomamos consciencia también acerca de cómo nuestras ideas (juicios) intervienen en la percepción que tenemos de aquellos sonidos que nos resultan desagradables. Somos conscientes de aquello sobre lo que podemos influir de este momento y de aquello que no podemos influir. Reposamos nuestra consciencia sobre el momento que está siendo.