Previa Paris-Roubaix: ¿Lo podrá hacer? | ACDP - A la Cola del Pelotón 57565s

Arranca la previa, previa rápida, previa de sensaciones de la 123 edición de la Paris-Roubaix, el infierno del norte, la carrera, la última insensatez que tiene el ciclismo en la época en la que vivimos y la última o la primera insensatez que comete quizás Tadej Pogacar en su carrera o una de las tantas seguramente que veremos, veremos qué ocurre este domingo, este sábado también con la carrera femenina y el domingo con el plato final.

Teníamos que hacer algo en el programa porque no hemos hecho programa semanal, entre que hemos estado ahí a tope en La Itzulia, que veníamos de analizar el monumento, que analizaremos también, o sea, veníamos de hacer Flandes, analizaremos también por supuesto Roubaix el próximo lunes, pero queríamos hacer una pinceladita, un algo, un calentarnos aquí, ponernos frente al micro, así que hemos hecho ahí llamadas rápidas Mikel y Lundain. ¿Qué tal? ¿Cómo tienes el adoquín? ¿Cómo va el adoquín? Bonsoir.

Nos ponemos ya al modo gagacho, modo francés. Bonsoir, Albert, bonsoir, familia. ¿Bonsoir es buenas tardes, no? ¿Me parece? No lo sé. Sí, creo que bonjour es buenos días. ¡Buah, tío! Ya con lo de 120... ¿Qué le hicisteis en el tour de Flandes? ¿Qué dijiste? ¿La ciento octava? Centésimo octava, claro. Hoy sería centésimo...

Centésimo vigésima tercera, ¿no? Es que madre mía. No queda bonito, no queda bonito. No queda chulo. Y 123 tampoco. Tampoco, no. Corramos un tupidobelo... Aquí yo poniendo música épica, los sonidos que grabó ahí Gabriel Enarenberg, chillando Gabriel, y tú... Bueno, pues la vigésima... Bien, bien. Bajando el nivel de hype, está bien. Sí, sí, sí. Vamos a bajar a la tierra. Bueno, pues ¿qué podemos esperar de esta carrera? Pues siempre, siempre, siempre, siempre esperamos espectáculo.

Siempre, siempre, siempre esperamos que sea una carrera durísima, una carrera que ponga simplemente a cada uno en su sitio por fuerza, por nivel. Y ya este año, pues encima traemos aquí a la cabra, ¿no? Como ya le llaman muchos. No la cabra que se come la hierba de los adoquines de Arenberg. Veremos. Veremos. Está por ver. Esperemos que no. Esperemos que no, por supuesto. Pero bueno, a ver en qué sentido se los come. Claro. Sí, sí. En qué sentido se come esa hierba. Esperemos que con los dientes y los piños no. Si puede ser que se los coma con la rueda, ¿no? Que reviente al ataque.

El otro día ya vimos a Banart que tuvo en el reconocimiento un susto. Sí, sí. En Arenberg, ¿no? Creo que era. En Arenberg se le reventó la rueda de adelante y con la habilidad que tiene, brutal, salva la caída. Se va para el bosque, se va para salir al bosque y bromeó luego diciendo, ah, pero que no hay que atravesar el bosque. No bromees, que no está la cosa para bromear, ¿eh? Por favor, nos pegaste un susto ahí a todos. Sí, sí, sí. Pero eso, o sea, hasta en el reconocimiento las pasan de caín, ¿no? Para pasar a Arenberg.

Así que nada, nada. A ver por dónde me quieres llevar hoy, Albert. Bueno, yo creo que hay que poner encima de la mesa esas sensaciones de lo que esperamos que pase. Porque esto, bueno, seguramente no los llegue a escuchar muchísima gente. Porque con el fin de semana de por medio, ya viernes, la gente que no se escucha en el trabajo, pues no le pegue tal. Pero bueno, el que esté ahí con ganas de consumir algo de Rubé, que se ponga también un poco los dientes largos, ¿no? Y que empiece ya.