Programa 110. Esther 6c5072

¡Hola! ¿Hay alguien ahí? Somos Nat Carrasco y José Antonio Carrasco. Y esto es... ¡Cabecera! ¿Qué tal, Joselete? ¡Bieeen! ¿Cómo ha ido la semana? Bien. ¿Bien intensa? Relajada.

Relajada ya, ¿no? Bien relajada. Porque ya hemos terminado el segundo trimestre. Sí.

Así que nada, ahora a preparar el tercero, el final. Sí. Importante, entre comillas, ¿no? Ya queda de acción, sí. El trimestre en el que se decide todo un curso. Sí.

Bueno, ¿qué te iba a decir? Tú sabes que generalmente nosotros terminamos nuestro programa haciendo qué? Con comentarios y eso, ¿no? No. Otra cosilla. Poniendo...

A gente. El... Yo qué sé. Hombre, tío, que tú estás aquí. La bienvenida. Todos los programas. ¿La bienvenida al final del programa? No. ¿La despedida? No. Le ponemos al programa.

El título. El título. Lo hacemos siempre al final, ¿no? Pues en esta ocasión no lo vamos a hacer al final. Porque es que es tan claro que no vamos a esperar. ¿Sabes cómo se va a llevar el programa? Sí. ¿Lo dices tú? Venga, dilo. Esther. ¿Ester? Esther. Vale.

¿Eso quién es? Pues es una persona a la que le vamos a dedicar el programa. De hecho, se lo estamos dedicando ya. Esther, este programa es para ti. Y nada, pues antes de comenzar a mandar un mensajito, ¿te parece? Se lo mando yo. Pues nada, qué decirte, Esther. Amiga mía.

Sabemos que luchas cada día con la fuerza del corazón y que te mantienes siempre con el alma al aire. Como tiene que ser. Buscando el paraíso. O mejor dicho, looking for paradise. Tal y como le decía él a Alicia Keys, por supuesto. Nosotros también mantenemos nuestras batallas o batallitas, las de la vida cotidiana. Tal vez menos intensas y complicadas. Y muchas veces sin saber desde cuándo. Pero nunca dejamos de luchar. ¿Verdad que no? Verdad. Nosotros queremos enviarte mucho ánimo, mucha fuerza y mucho apoyo, Esther.

Lo hacemos en numerosas ocasiones en el programa con otras personas que libran batallas similares a la tuya. Pero yo también lo hago cuando nadie me ve, cuando estoy solo o con mi persona favorita. Quisiera ser la persona con las soluciones a todos los problemas, a las dificultades que se nos presentan en la vida sin que las llamemos, las busquemos ni las merezcamos. Pero no lo soy. En alguna ocasión me he encontrado con personas brillantes, amables, buenas, generosas y que alegran nuestra existencia.

Entonces me he dicho, ¿y si fuera ella la persona que de verdad va a cambiar el mundo y lo va a llevar hacia algo mejor? Estaría bien tener cerca a un montón de este tipo de personas. Pero mi consejo, si me lo permites, es que no las busques, porque la mayoría de las ocasiones, como en el caso de tu hijo, ya están junto a ti. Ahora no es el momento de quedarse con el corazón partío, ni mucho menos. Ojalá.