¿Reaccionas con intensidad sin saber por qué? Puede ser una memoria emocional 1k1p5j

Hola bonita, bienvenida a un nuevo episodio. Hoy quiero hablarte de algo que, aunque no siempre nos damos cuenta, nos afecta muchísimo en nuestro día a día. Las memorias emocionales y cómo influyen en nuestras reacciones y emociones actuales.

Seguramente te ha pasado alguna vez que te sientes abrumada por una emoción intensa y no entiendes bien por qué. Tal vez una simple conversación te deja con una sensación de tristeza profunda o una situación cotidiana despierta en ti un miedo desproporcionado.

Lo curioso es que muchas veces no estamos reaccionando sólo a lo que está pasando en el presente, sino a una memoria emocional del pasado que se ha activado.

En este episodio vamos a profundizar en cómo funciona este mecanismo en nuestro cerebro, cómo diferenciar una emoción actual de una memoria emocional y, lo más importante, cómo empezar a gestionar estos momentos en los que sentimos que el pasado nos invade.

Además quiero compartir contigo algunas herramientas para que puedas empezar a relacionarte con estas emociones desde un lugar más compasivo y menos reactivo. Así que si alguna vez te has sentido desbordada sin saber por qué o has pensado que algo en ti estaba fallando por sentir demasiado, quédate conmigo porque este episodio te va a ayudar a comprenderte mucho mejor. Vamos allá.

Cuando vivimos momentos de estrés extremo o situaciones abrumadoras, la parte de nuestro cerebro encargada de codificar la memoria se ve afectada. Esto hace que, cuando en el presente vivimos algo que nos recuerda a esos eventos pasados, nuestro cuerpo y mente reaccionen como si estuvieran ocurriendo de nuevo. Por eso, a veces nos sentimos abrumadas de repente sin saber muy bien por qué. Si alguna vez has sentido una emoción intensa delamada sin una causa clara, no significa que haya algo mal en ti.

No estás exagerando ni siendo irracional. Lo que ocurre es que estás teniendo un flashback emocional. Algo en el presente ha activado una memoria emocional de una experiencia pasada que fue abrumadora. Y aunque hayan pasado 3, 10 o 20 años, tu sistema nervioso reacciona como si este evento estuviera sucediendo ahora. La buena noticia es que podemos aprender a dar un paso atrás y volver al presente.

Todos tenemos reacciones automáticas que a veces no entendemos, porque todos llevamos partes de nosotros que fueron heridas y que no tuvieron la oportunidad de sanar. Y digo partes porque estos pensamientos, estas emociones o reacciones no son todo lo que somos. Son solo fragmentos de nuestra experiencia guardados en redes neuronales de nuestro cerebro. Las partes dolorosas forman parte de nosotras, merecen cuidado y atención, pero no nos definen por completo.

Dentro de cada una hay mucho más que dolor. Por eso podemos aprender a tomar distancia de estas partes heridas y dar espacio a nuestra esencia, a nuestro yo verdadero. En el último episodio hablamos de esta esencia como nuestro yo adulto o conciencia. Esa parte de nosotras capaz de observar lo que ocurre en nuestro interior sin juzgar. Cuando aprendemos a mirar nuestras partes con conciencia, con curiosidad y con compasión, estamos practicando un proceso llamado desidentificación.

Este es un aspecto clave de la terapia sistémica familiar interna, o IFS, de la que os he hablado en episodios anteriores. Y te animo a que escuches los episodios anteriores para que puedas comprender este mejor. En este episodio quiero compartir cómo a través de este proceso podemos calmar el desbordamiento emocional, recuperar la serenidad y volver a confiar en nosotras mismas.

En episodios anteriores hablamos de cómo desidentificarnos o desfusionarnos de nuestras partes protectoras. Esas estrategias que utilizamos para protegernos como beber, comer en exceso, ser demasiado perfeccionistas, sobrecargarnos de trabajo o complacer a los demás. Estas son nuestras partes protectoras. Pero dentro de nosotros no solo existen las partes protectoras, sino que también existen las partes heridas.

La diferencia es que mientras las partes protectoras están ahí para protegernos del dolor, las partes heridas contienen el dolor en sí mismo. En IFS estas partes se llaman exiliadas, porque muchas veces tratamos de alejarlas de nuestra conciencia, las enterramos tan profundamente que ni siquiera somos conscientes de que están ahí. De hecho, la función principal de las partes protectoras es evitar que tengamos o con nuestras partes heridas auxiliadas. ¿Por qué las exiliamos? Porque cuando estas partes heridas emergen y nos fusionamos con ellas, experimentamos un desbordamiento emocional.

Es ahí cuando sentimos mucho agobio o pensamientos en bucle, tristeza, vergüenza, inseguridad o miedo que nos abruman y no desaparecen fácilmente. Por eso aprender a desidentificarnos de nuestras partes heridas, esos fragmentos de nosotros que llevan memorias de dolor no procesadas, es clave para salir de estos estados de desregulación emocional. Pero antes de continuar, quiero aclararlo bien, las partes heridas o exiliadas recuerdan el sufrimiento.