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Café de Medianoche
Sabemos cómo vamos a morir

Sabemos cómo vamos a morir 6vl16

29/4/2025 · 06:37
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Café de Medianoche

Descripción de Sabemos cómo vamos a morir 9z3u

Una resistencia imposible: La historia del levantamiento del gueto de Varsovia. Un libro de Paco Ignacio Taibo II. Nota: La música utilizada en este episodio no es de nuestra autoría ni tiene fines de lucro o apropiación indebida. Música: • An Ending (Ascent) de Brian Eno • Zog Nit Keyn Mol de Paul Robeson No se olviden de seguirnos en nuestras redes sociales: YouTube: https://youtube.com/@cafedemedianoche94?si=dor34uHDFU23NPeF Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=61553052512813&mibextid=ZbWKwL Instagram: https://www.instagram.com/cafe_medianoche?igsh=MTJpejg0YTA4NjE2 Si gustan invitarnos un café, estamos activos en la plataforma Ko-fi; acá nuestro enlace: https://ko-fi.com/cafedemedianoche 5j3559

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Los fantasmas de Varsovia. Hay momentos luminosos en la historia del género humano que duran un instante fugaz, como un relámpago, y se desvanecen en la memoria colectiva. Como se vuelve retórica, se disuelven en el velo de las palabras y los números. Sin embargo, tienen tal carga de intensidad que renacen de las cenizas.

Este que voy a intentar narrar es obvia y terriblemente uno de ellos. Yo no conocía Varsovia y, sin embargo, podía recorrer en una memoria ajena, escrita o fotográfica algunas de sus calles. Las de lo que fue el gueto, tomado de la mano de Mordechai Anilevich, los testimonios de Marek Edelman o el archivo del Dr. Ringelblum.

Avenidas, callejones y edificios, portales, comercios abandonados, referencias de postes, tiendas y esquinas que hoy no existen, borradas del bordado de la tierra, piedra tras piedra, vueltas polvo y cenizas, como los que allí habitan. No es nuevo todo esto de moverse en ciudades pobladas por fantasmas. Todo lector de ciencia ficción conoce la sensación bradburiana, la conoce el que camina de noche por Teotihuacán o llega a Chichen Itzá y se acerca a las fronteras de la selva, que permanentemente amenazan con tragársela.

Pero los fantasmas de Varsovia no tienen esa cualidad mágica, misteriosa, son como alaridos, el grito de Much eternamente ampliado al infinito. Aire gélido, un frío cortante me acompaña en mi primera visita, eso y la sensación de que hay historias que me rebasan, me desbordan, me quedan grandes, diríamos en México, me invaden.

Gracias a la feria del libro de Varsovia pude llegar a la tumba de Mordechai Anilevich, una piedra blanca irregular de no más de 70 centímetros de altura, al lado de un sendero en los linderos de un parque. Cada vez la memoria me traiciona con mayor precisión y frecuencia, borrando fragmentos de lo que quiero conservar. Recuerdo que hace años descubrí casualmente una carta de Mordechai escrita poco antes del levantamiento, en la que reportaba a sus compañeros en otra parte de la Polonia ocupada por los nazis y les decía que hasta esos momentos los judíos no habían podido elegir la forma de vivir en la Europa dominada por el fascismo.

Incluso no habían podido elegir la forma de morir, pero ahora iban a intentarlo. Estaba en proceso la operación de exterminio masivo del gueto de Varsovia y Mordechai iba a protagonizar con unos pocos centenares de combatientes, la mayoría extremadamente jóvenes, una de esas gestas inolvidables, al intentar morir matando contra una maquinaria militar que lo sobrepasaba en proporción de 100 a 1. Iban a morir y eran tremendamente conscientes del hecho, disparando y matando a de la SS hitleriana.

La carta me sacudió como pocas cosas suelen hacerlo, rompía la desesperación que me produce la percepción de pasividad en que se realizó el asesinato de 6 millones de judíos, un millón de gitanos, un cuarto de millón de homosexuales y otro tanto de comunistas, socialistas, anarquistas, alemanes, polacos, ses, españoles y soviéticos. He vuelto a encontrar la carta original pero cuando la recuerdo altero la frase, no hemos podido elegir la manera de vivir pero ahora decidimos cómo vamos a morir, incluso a veces pienso que la he inventado partiendo de las varias veces que he leído reproducciones y traducciones de tan la circulada carta de Mordechai a sus compañeros del exterior el 23 de abril de 1943. ¿Cómo se vive con la absoluta certeza de que se va a morir en los siguientes días? Con la clara seguridad de que solamente un milagro podrá impedirlo, con la certidumbre de que los milagros no existen.

Hola, bienvenidos a un capítulo más de café de medianoche. Esto que acabo de leer es como comienza el libro sabemos cómo vamos a morir de Paco Ignacio Taibo. Varsovia era el punto de concentración de los judíos que serían deportados hacia su destino final, el campo de exterminio de Treblinka. En medio de aquellos terribles días de 1943, un pequeño grupo de rebeldes de jóvenes dirigido por Rostov-on-Don

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