
Descripción de T3- PERLA: La Belleza de la verdad 4w1w4o
✨🎙️ Noches Buenas – La Belleza de la Verdad En este episodio reflexiono sobre la belleza de la verdad, pero no de una verdad absoluta, sino de la que encontramos en las palabras sinceras, en los mensajes claros y en la valentía de quienes se atreven a hablar sin rodeos. 💬✨ Vivimos rodeados de discursos bonitos pero vacíos, donde la apariencia pesa más que la esencia. Y cuando alguien nos habla con demasiados adornos, nos toca descifrar qué es lo que realmente nos quiere decir. Pero… ¿y si empezamos a valorar más la honestidad? 🌙 ¿Cuántas veces te han dicho lo que querías oír en vez de lo que necesitabas escuchar? 🌙 ¿Cuántas veces te has dejado llevar por palabras hermosas que, en el fondo, no significaban nada? La verdad no siempre es bonita, pero la sinceridad siempre es poderosa. Y aunque a veces duela, es el camino más claro y menos complicado. 🎧 Escucha el episodio completo y déjate llevar por esta reflexión nocturna. 🎵 Música: Una palabra – Carlos Varela #Podcast #NochesBuenas #ReflexiónNocturna #LaBellezaDeLaVerdad #CarlosVarela #UnaPalabra v583b
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Buenas noches, soy Beatriz Pieper y esta noche voy a compartir contigo una reflexión que me lleva rondando la cabeza ya desde hace bastante tiempo.
Quiero hablarte sobre la belleza de la verdad, pero no de la verdad absoluta, porque para mí esa no existe.
Quiero hablarte de la verdad que hay en los mensajes que recibimos cuando alguien nos habla.
Porque cada vez valoro más a las personas que van al grano, que dicen las cosas como son, sin adornos ni rodeos, pero con valentía.
Porque a veces la verdad incomoda, pero nos hace un gran favor, nos ahorra tiempo y energía.
En cambio, cuando alguien me habla con palabras demasiado elegantes, con frases enredadas y perfectamente calculadas, me cuesta entender qué me están queriendo decir de verdad.
Tengo que hacer un esfuerzo extra para descifrar su mensaje, y entonces me fijo en su tono de voz y en su lenguaje corporal.
Y además eso de entrada ya me causa desconfianza.
Porque al final lo más sincero no siempre es lo más bonito, y lo más bonito no siempre es sincero.
Lao Tse lo dijo claro hace siglos.
Las palabras elegantes no son sinceras.
Las palabras sinceras no son elegantes.
Y es que vivimos en un mundo donde la apariencia pesa más que la esencia.
Donde hay discursos tan bien estructurados que suenan hasta convincentes, pero si rascas un poquito te das cuenta de que están vacíos, muy vacíos.
Y ahí es cuando pasa algo curioso, porque cuando no entendemos del todo lo que nos dicen tendemos a rellenar los huecos con nuestra propia interpretación, con nuestros propios valores, con nuestra propia intención.
Y entonces creemos que la otra persona está en sintonía con nosotros, aunque en realidad no sea así.
Y esto lo vemos a diario, por ejemplo en los discursos políticos, donde parece que nos han dicho exactamente lo que queríamos oír, que están de acuerdo con nuestras ideas.
Pues no.
En realidad hemos rellenado sus palabras con nuestro propio significado.
Las hemos puesto la intención, la emoción, la esencia y tantas otras cosas, cuando ellos en realidad no han dicho nada concreto.
Pero bueno, no hace falta irse a la política.
En nuestras conversaciones del día al día también pasa.
A veces esas palabras elegantes se usan con la intención de parecer afines.
Otras veces simplemente la persona no se atreve a ser clara.
Sea como sea, el resultado es el mismo.
No terminan de definirse y si no estamos atentos nos quedamos con una versión de la historia que nunca fue dicha.
Nos la inventamos nosotros mismos.
Es que nos dejamos deslumbrar por lo bonito, por lo que suena bien y nos olvidamos de que la verdad, la de verdad, es sencilla.
A veces incómoda, a veces no, pero nunca manipuladora y siempre clara.
Como cuando un buen amigo te dice lo que necesitas escuchar y no lo que quieres oír.
O como la mirada de un niño que no sabe fingir.
O incluso como el silencio de un bosque que sin decir nada lo dice todo.
Por eso en un mundo lleno de palabras huecas y discursos bonitos pero poco auténticos creo que lo más valiente es ser honesto y también aprender a escuchar con el corazón y sobre todo confiar en la intuición, percibir cuando esa elegancia y ese brillo en las palabras del otro carecen de sustancia y no llevan a ninguna parte.
Y algo muy importante que te diría cuando alguien nos habla con demasiados rodeos, preguntemos, sin miedo a parecer curiosos, ignorantes o incómodos.
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