Telepodcast 8 - Marzo de 2025. 30u22

Ha llamado al puente de mando de la Retardis. En este momento no podemos atenderle. Deje su mensaje después de la señal.

Saludos queridos oyentes uberfreaks y bienvenidos a la octava edición del telepodcast para el mes de marzo de 2025. Para los recién llegados, informaros de que el telepodcast es el espacio en el que los retronautas y amigos comentamos de manera informal y en forma de tertulia asíncrona las diferentes cosas que vamos viendo y leyendo durante el mes en curso. Productos que principalmente, pero no necesariamente, están relacionados con la ciencia ficción, que es nuestro negociado, y que principalmente están más conectados con la actualidad, pero no necesariamente.

Dicho esto, y sin más dilación, voy a dar ya paso a Pablo, que como de costumbre es el más madrugador, y ya está llamando al contestador de la Retardis.

Os traigo la novela de Robert Silberberg, de 1972, titulada Muero por dentro. Esta novela fue nominada al premio Hugo en ese año, en el 72, en el que ganó a vuestros cuerpos dispersos de Farmer, y también fue nominada ese mismo año a los premios Nebula, y ganó los propios dioses de un tal Isaac Asimov, que creo que os suena, ¿no? Curiosamente, este mismo autor, Robert Silberberg, también fue nominado por otra novela, El libro de los cráneos.

Pues como os decía, tenemos aquí una novela francamente opuesta a las de Hamilton. Tenemos para empezar una novela muy cortita, doscientas y pico páginas, una novela muy introspectiva, con mucha psicología de personaje, con un protagonista único prácticamente, que es el narrador. Bueno, os cuento de qué va. El protagonista se llama David Selig y es un telépata. Es un telépata casi único en el mundo. Tiene una anomalía que ni él sabe de dónde le vino ni por qué.

Pero bueno, es un telépata de unos cuarenta y tantos años y que se da la circunstancia de que está perdiendo su poder. Y es telépata en el sentido de que recibe los pensamientos de los demás. Es capaz de sintonizar con los pensamientos de los demás, de recibirlos. Y sólo eso, por ejemplo, no es capaz de transmitir sus pensamientos. Para David, para Selig, este don es al mismo tiempo un don y una maldición.

Por un lado lo ha rechazado toda su vida porque es algo que le ha alejado de los demás, ha aislado a los demás. Pero al mismo tiempo, ahora que lo está perdiendo, pues teme, teme perderlo porque ha convivido con él toda su vida. Y eso, durante su juventud, pues estaba, este poder lo tenía pletórico y ahora, pasados los 40 años, pues le está fallando. Lo está perdiendo y esta pérdida la vive como quien pierde un sentido, como quien pierde la vista o incluso a veces lo compara con quien pierde el pelo. Pero bueno, es mucho más traumático, claro. Bueno, el protagonista Selig nunca ha llevado bien tener este poder ese toda su vida.

Ha sido un inadaptado, un marginado y el pensamiento más presente en él es la autocompasión. Autocompasión, perdón, casi enfermiza. Aún así, el poder le ha servido, por ejemplo, para ganarse la vida. Este hombre se dedica a hacer trabajos personalizados para estudiantes universitarios así un poco perezosos, ¿no? Digo lo de personalizados porque, bueno, con su poder de telepatía se mete en la mente del alumno en cuestión y hace un trabajo o adapta un trabajo ya hecho. Pues esa es la forma de pensar del sujeto en particular. La novela prácticamente no tiene trama o tiene muy poca trama. Tenemos a Selig en el presente compadeciéndose de sí mismo por por estar perdiendo este poder y también por haberlo tenido las dos cosas y luego