¡Vive Lucilio! carta 22 de la manera de dar consejos, Morales a Lucilio de Séneca 4eb1d

Hola y bienvenidos al reto de la verdad. Bienvenidos a un nuevo capítulo en el que estoy preparado para comenzar el libro de tercero.

Pero antes quiero pedir disculpas por un fallo que he tenido, aunque ha sido al principio, pero bueno es reseñable y quería comentarlo, que yo pensaba que a Seneca le habían exiliado dos veces.

Ni más ni menos, en vez de una, para que veáis las malas pasadas que nos hace pasar la imaginación a veces. Porque algo que no es real, que supuestamente no podré yo haber leído en ningún sitio o haber escuchado, a no ser que sea de alguna equivocación como yo he tenido, pero bueno.

El caso es que me lo he creído, quizá porque pues pensé que era Calígula y Claudio, cuando no, fue por...

En teoría le acusaron de enrollarse con la hermana de Calígula y luego yo no sé, claro, luego no tenía clara algunas cosas. Luego ves que lo tonto que has sido y cómo te ha engañado tu propia mente, ¿no? Ahí está nuestro enemigo, en nuestras propias debilidades.

Cómo caes y cómo... para levantarte es bueno reconocerlo al menos y saber en qué punto estamos. Yo soy un simple monaguillo de esto, un simple Lucilio, que no sé si llego o no, porque de Lucilio tampoco sabemos grandes cosas. Y bueno, pues tenemos aquí, empieza el libro tercero, hablando de los consejos, los consejos que particularmente no da ninguno. Y es cierto, particularmente es muy difícil de dar ninguno, tiene que ser cada uno el que tome la decisión adecuada en el momento adecuado.

Explica muy bien Seneca algunas cosas del porqué.

Al final, te tiene que dar como esa especie de inspiración o de... tienes que ir a por ello.

Como, ya lo digo, como si tuvieras inspiración divina, porque al fin y al cabo eso es lo que es. Si estás preparado para hacerlo y las cosas trascendentales, que es de lo que le pide, le pide consejo, porque se supone que Lucilio le pide consejo de cómo puede mejorar en la vida, cómo puede escaparse de esos asuntos que la aprisionan y que no... y que le tienen retenido y no le hacen mejorar, no le hacen practicar la filosofía a tiempo completo, digamos.

Que son cosas que, claro, es difícil saber en ese momento al ser, al estar siempre implicados, porque Lucilio por lo visto también pues en el gobierno, como los romanos de esta época triunfantes, no se hacían cargo o no tenían necesidad de hacerse cargo de las necesidades primarias, digamos, de los trabajos que realmente, en mi opinión, son morales.

La comida, el tema de la agricultura, al que Seneca sí en parte estaba dedicado.

No sabemos cuánto, pero que algo trabajaba en la agricultura sí es verdad.

Pues eso, cosas básicas que sí que hacen falta para vivir, que hay muchas... el vestido, los edificios, luego ya pues se puede hacer más cosas de infraestructuras a nivel general.

Pero bueno, Seneca no entra ahí, me parece a mí, y creo que sobre todo se está refiriendo a esos negocios que nada más que queremos para hacer como una vida mejor, pero la falsa, la que se obtiene sólo con dinero, para comprarte una casa mejor, para tener más seguridad para el ocio, que eso también... para el ocio o para la vejez, que eso también es mucha excusa de de por qué nos enredamos mucho en eso.