03x23 - ¿Quién agredió a Dianna D'Aiello? 1nn4n

Entre 1978 y 1979 una serie de ataques a mujeres tienen en jaque a la policía de Orange County en California. Uno de diciembre de 1978, Sandra Fry, 17 años, fue asaltada mientras estaba en su casa.

El atacante entró por su ventana, trató de abusar de ella eyaculando sobre su cuerpo y la golpeó con un palo de madera. Su compañera de apartamento fue quien se la encontró. Murió a consecuencia de sus heridas. 1 de abril de 1979, Kimberly Rawlings, 21 años, fue atacada de similar manera a la de Sandra, a diferencia de que en su caso sí fue abusada. También fue golpeada con un palo de madera y también fue su compañera de piso quien se la encontró ya muerta en su habitación con el albornoz abierto. 19 de julio de 1979, Jane Pentonville, abusada en su propia casa y golpeada con un trozo de madera.

Sus heridas eran muy graves, tenía el cráneo fracturado, tuvieron que practicarle una tracheotomía de por vida y estuvo en coma durante cuatro semanas. Sobrevivió al ataque. 15 de septiembre de 1979, Marilyn Carleton, 31 años, alguien entró por la ventana a su vivienda y abusó de ella mientras la golpeaba con fuerza, tan fuerte que falleció poco tiempo después. Su hijo de 9 años presenció el ataque y fue quien pudo describir al atacante a los agentes. Todas estas agresiones habían ocurrido entre Anaheim el primero y Costa Mesa los otros tres, dos localidades que se encuentran a unos 25 kilómetros de distancia. Habrá más, pero hoy vamos a centrarnos en la quinta de sus agresiones.

Hoy vamos a conocer la historia de Diana Dayelo y de cómo los recuerdos nos pueden jugar una mala pasada. Mi nombre es Susana García y esto es Más Allá del Crimen. Comenzamos. 29 de septiembre de 1979, una pareja se encontraba tomando algo junto a unos amigos en su casa de Riverside, en California. La mujer había salido de cuentas y estaba embarazada de nueve meses y medio. Su marido y este amigo, en un momento de la tarde, salieron a comprar marihuana mientras que las dos mujeres se quedaron en casa charlando. Los hombres regresaron y los cuatro juntos pasaron la tarde.

Los amigos se despidieron poco después de las diez de la noche y Kevin, el marido de Diana, salió a llevar a su hermano a algún lugar cercano. Pero pronto volvió a casa y la pareja se quedó viendo una película juntos. A la una y media de la madrugada, Kevin, dicen con antojo de hamburguesa, decidió salir a comprar una a un local que está prácticamente cruzando la calle. Pero no cruzó andando, sino que por el contrario, decidió ir con su coche. En la hamburguesería había varios vehículos esperando y Kevin no tenía la paciencia necesaria o el tiempo, ya que su mujer estaba sola en casa y se animó a ir a otro local de la misma cadena, que está a unos 15 minutos de distancia.

Allí tuvo más suerte, había menos gente y pudo hacer el pedido rápidamente. En total tardó unos 40 minutos desde que salió hasta que regresó a su casa. ¿Por qué no gastó los 40 minutos en comprar la hamburguesa en el sitio enfrente de su casa y decidió irse a otro sitio? Pues bueno, eso solo lo sabe él. Cuando llegó se dio cuenta de que la puerta de la cocina, que no había cerrado por no tener la llave, estaba abierta.

Aclaró que la puerta estaba cerrada sin la llave echada cuando se fue y estaba entornada cuando regresó. Kevin entró rápidamente a su dormitorio y allí, tirado en la cama, estaba su mujer cubierta en sangre, tratando de respirar. Tenía lo que él creía era un tiro en la cabeza y que luego los médicos confirmarían como un fuerte traumatismo.

Kevin Green llamó al 911 y enseguida se personó a la policía. Diana seguía respirando, malamente pero lo hacía. Los agentes trataron de mantenerla con vida hasta que minutos después llegó la ambulancia. La mujer fue llevada de urgencia al hospital mientras que la policía se quedó interrogando a Kevin. El hombre les contó que ambos habían recibido la ambulancia.