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2025-8 Cómo discutir sin destruir tu relación (sin atacar ni huir)

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3/3/2025 · 10:34
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🎙 AHORA ES TU MOMENTO – El podcast de Aroa Granados Psicología 🚀 ¿Cómo discutir sin destruir tu relación? Aprende a comunicarte sin atacar ni huir Discutir da miedo. A veces te callas para evitar problemas, otras explotas y dices cosas que luego lamentas. Y al final, en vez de solucionar, todo se queda en reproches, silencios incómodos y resentimiento acumulado. Pero discutir no es el problema. El problema es no saber cómo hacerlo. En este episodio, te damos las claves para aprender a gestionar los conflictos sin que tu relación (de pareja, familiar o de amistad) termine en ruinas. ¿De qué hablamos aquí? ✔️ ¿Por qué evitar las discusiones puede ser más peligroso que tenerlas? ✔️ Cómo identificar tu patrón en los conflictos: ¿atacas o huyes? ✔️ La clave para decir lo que sientes sin que la otra persona se ponga a la defensiva. ✔️ Cómo escuchar para entender y no solo para responder. Si sientes que cada discusión se convierte en una batalla o, por el contrario, evitas el conflicto a toda costa y terminas explotando, este episodio te dará herramientas para comunicarte sin miedo y sin hacer daño. 💬 Escucha, reflexiona y empieza a transformar la forma en la que manejas los conflictos. 🔗 Reserva tu sesión de terapia aquí: www.aroagranadospsicologia.com 📲 Síguenos en Instagram para más contenido: @aroagranadospsicologia 63206n

Lee el podcast de 2025-8 Cómo discutir sin destruir tu relación (sin atacar ni huir)

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

¿Cómo discutir sin destruir tu relación? ¿Sin atacar ni oír? Hoy vamos con este temazo.

Soy Aroa Granados, psicóloga, y esto es Ahora es tu Momento.

El espacio donde te ayudaré a descifrar tu mundo emocional.

En este podcast exploraremos la psicología con un toque de humor, consejos prácticos y nada de dramas ni tecnicismos.

Si estás lista para tomar las riendas de tu vida y abrazar tus emociones, quédate y acompáñame en cada episodio en un viaje de aprendizaje y momentos inspiradores para tu vida.

¡Comenzamos! Pongámos las cartas sobre la mesa.

Discutir es incómodo, es muy desagradable.

Da igual que sea con tu pareja, con tu madre o con tu mejor amiga.

Porque todas las discusiones se pueden sentir como una montaña rusa emocional.

Y más si no sabemos si esa montaña rusa se va a terminar estrellando.

Porque a veces terminamos gritando cosas que no querríamos decir.

Otras te callas y aguantas hasta que explotas en el peor momento.

Y después te quedas con esa mezcla entre rabia, culpa y tristeza que te persigue durante horas o durante días.

Y lo peor de todo es que nada cambia porque no sabemos discutir.

Entonces, nos liberamos, gritamos, decimos las cosas, pero como luego no aposentamos la discusión y llegamos a ningún tipo de acuerdo, pues nada cambia.

¿Y sabes qué? Que discutir no es el problema.

De hecho, discutir puede ser algo positivo.

De hecho lo es, siempre y cuando lo hagamos bien.

Las discusiones, cuando se gestionan de manera saludable, pueden ayudarte a conocer mejor a la otra persona, ajustar las expectativas de esa relación, evitar que pequeños roces que se pueden arreglar con una pequeña discusión se conviertan en conflictos enormes.

Y también ayudan a fortalecer la relación, aunque no te lo parezca.

Porque seamos claros, una relación sin discusiones no es perfecta.

Es peligrosa.

Cuando no dices lo que te molesta por miedo a discutir, acumulas resentimiento.

Cuando todo se guarda bajo la alfombra, que es lo que pasa en muchas ocasiones, hay una falsa calma.

Y esa calma termina estallando por el sitio más inesperado.

Por eso, aprender a discutir es fundamental para que una relación funcione a largo plazo.

No tenemos que evitar los conflictos.

Tenemos que saber cómo manejarlos sin que dañen la relación.

La buena noticia es que puedes aprender a hacerlo, sin gritar, sin callarte lo que te duele y sin que el conflicto acabe alejándote de la otra persona.

Vamos a ver cómo hacerlo paso a paso.

Primero, deja de huir del conflicto.

No lo evites ni lo infles.

Muchas veces pensamos que lo mejor para evitar problemas es callarse.

No decir nada, dejar que pasen las cosas, hacer como si no hubiera pasado nada y así mantenemos la paz, entre comillas.

¿Cuál es el resultado? Pues que vas acumulando tanto resentimiento que tarde o temprano acabas saliendo por cualquier tontería o chorrada que pase en ese momento, de repente estallas porque tienes acumulado un montón de cosas.

Imagina que tu pareja hace un comentario que te molesta.

No dices nada en ese momento.

Al día siguiente, algo más te sienta mal, pero tampoco dices nada.

Pasan los días y vas acumulando pequeñas cosas, pequeños comentarios, hasta que un día explotas porque dejó, no sé, una toalla en el suelo del baño.

¿Realmente era la toalla el problema? No, pero todo lo que te habías callado se convierte ahora en una bomba que estalla por este pequeño detalle.

Por otro lado, están quienes reaccionan al primer desacuerdo como si fuera una batalla.

Si algo les molesta, te asumen el tono, exigen cambios inmediatos y atacan hasta hacerse oír.

Ninguna de las dos posturas soluciona nada.

Una es la postura pasiva y la otra es la postura agresiva.

Ni callarse lo que te duele ni entrar en combate directo constantemente son la solución.

El punto medio es aprender a comunicar lo que sientes antes de que se convierta en un problema gigante y decir lo que sientes de una manera asertiva.

Segundo, reconoce tus patrones.

¿Por qué discutes como discutes? ¿Te has parado alguna vez a pensarlo? Antes de aprender a manejar mejor los conflictos, necesitas entender cómo sueles reaccionar.

¿Atacas cuando algo te duele o te callas para no empeorar las cosas? O sea, ¿eres más pasiva o más agresiva? Ambas reacciones suelen venir del miedo.

Si atacas, es posible que detrás haya miedo a no ser escuchada o a sentirte vulnerable en tu vida.

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