327 - El descendiente, de H.P. Lovecraft 592m1r

Los cuentos de la casa de la bruja tu podcast semanal de relatos de misterio ciencia ficción y terror cada viernes al caer la noche un nuevo relato alternamos entre episodios gratuitos para todos nuestros oyentes y episodios exclusivos para nuestros fans si te gusta nuestro co contenido suscríbete si te encanta hazte fan desde el botón azul apoyar para acceder a todo el contenido extra gracias por tu apoyo y disfruta de este episodio relato número trescientos veintisiete el descendiente escrito por howard phillips lovecraft narrado y producido por sergio mena del podcast el descampado gracias por tu apoyo a los cuentos de la casa de la bruja que en estos momentos complicados escribiendo lo que mi médico me dice que es mi lecho de muerte más horrible temor es que el hombre esté equivocado supongo que parece que me enterrarán la semana que viene pero en londres hay un hombre que grita cuando suenan las campanas de la iglesia vive solo con su gato rayado en grey sin y la gente lo llama inocentemente loco su habitación está llena de libros de la clase más mansa y pueril y hora tras hora trata de perderse en sus endebles páginas lo único que buscan la vida es no pensar por alguna razón el pensamiento le resulta muy horrible y todo lo que despí vierta la imaginación lo rehuye como una plaga está muy delgado gris y arrugado pero hay quienes declaran que no es tan viejo como parece miedo tiene sus horribles garras encima de él y un sonido le hace sobresaltarse con los ojos fijos y la frente empapada de sudor evita a sus amigos y compañeros pues no desea responder a ninguna pregunta los que lo conocieron como erudito y esteta dice que es muy lamentable verlo ahora los abandonó a todos hace años y nadie está seguro de si abandonó el país o simplemente se perdió de vista en algún camino oculto hace ya una década que se mudó a sin y de donde había estado no quiso decir nada hasta la noche en que el jóven williams compró el necronomicón williams era un soñador y sólo tenía veintitrés años cuando se mudó a la antigua casa sintió una extrañeza y un soplo de viento cósmico en el hombre gris y marchito de la habitación de al lado forzó su amistad allí donde los viejos amigos no se atrevían a forzar la suya y se maravilló del miedo que se apoderaba de aquel observador y oyente demacrado y ojeroso nadie podía dudar de que aquel hombre siempre observaba y escuchaba ob observaba y escuchaba con la mente más que con los ojos y los oídos y se esforzaba cada momento por ahogar algo en su incesante lectura de novelas alegres insulsas y cuando sonaban las campanas de la iglesia para los oídos y gritaba y el gato gris que vivía con él aullaba al unísono hasta que el último tañidos se apagaba reverberante mente pero por mucho que williams lo intentara no podía hacer que su vecino hablará de nada profundo u oculto el anciano no estaba a la altura de su aspecto y sus modales sino que fingía una sonrisa y un tono ligero y parlotea va febril y frenéticamente de alegres nimiedades su voz aumentaba y se engrosaba cada momento hasta que al final se desdoblaba en un falsete chirriante e incoherente sus observaciones más triviales dejaban claro que su conocimiento era profundo y exhaustivo y william