
Descripción de #89. Don de Consejo: Ver como Dios ve 555w5
El cardenal Carlos Mª Martini comenta en su libro Hombres y mujeres del Espíritu. Meditaciones sobre los dones del Espíritu Santo. «Necesito ahora una gracia muy particular del Espíritu porque es bastante difícil hablar del don de consejo, a pesar de la necesidad que todos tenemos de él». ¿Cómo definir el don de Consejo? El Papa Francisco, en la audiencia general del 7 de mayo del 2014 nos dice que el don de Consejo es pues el don con el cual el Espíritu Santo capacita a nuestra conciencia para hacer una opción concreta en comunión con Dios, según la lógica de Jesús y de su Evangelio. De este modo, el Espíritu nos hace crecer interiormente, positivamente, en la comunidad y nos ayuda a no caer en manos del egoísmo y del propio modo de ver las cosas. En la intimidad con Dios y en la escucha de su Palabra, poco a poco, dejamos a un lado nuestra lógica personal, impuesta la mayoría de las veces por nuestras cerrazones, nuestros prejuicios y nuestras ambiciones, y aprendemos, en cambio, a preguntar al Señor: ¿Cuál es tu deseo?, ¿cuál es tu voluntad?, ¿qué te gusta a ti? De este modo madura en nosotros una sintonía profunda, casi connatural en el Espíritu y se experimenta cuán verdaderas son las palabras de Jesús que nos presenta el Evangelio de Mateo: «No os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros» (Mt 10, 19-20). Es el Espíritu quien nos aconseja, pero nosotros debemos dejar espacio al Espíritu, para que nos pueda aconsejar. Y dejar espacio es rezar, rezar para que Él venga y nos ayude siempre. El don de Consejo se basa en la sabiduría y el conocimiento. Es como una prudencia sobrenatural. Uno recibe ese don para vislumbrar el querer de Dios en las cosas cotidianas de nuestro día a día, y también en los momentos de tomar decisiones de mayor responsabilidad. También es un don para servir a los hermanos, cuando Dios regala este don a una persona, es importante saberlo poner al servicio de los demás y aportar luz cuando se pide un consejo. El secreto del don de consejo al ejercerse de persona a persona, es el centrar la atención no en el problema, sino en la persona. Hay que mirar a los ojos, hay que atender a la voz, hay que respetar el dolor, hay que escuchar en silencio. El don de consejo nos permite vivir pacíficamente esta situación conflictiva y ambigua, vivirla sin angustia, sin rupturas interiores, con humildad y paciencia, y ponernos serenamente frente a unas opciones para las que no tenemos una evidencia absoluta. Sto. Tomas nos dice que el Espíritu viene "para serenar la angustia que suele preceder a las decisiones difíciles”. 1g725r
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