Apuestas y adolescentes: una epidemia silenciosa 732g5t

Imagina esto, un adolescente de 15 años, móvil en mano, con los ojos fijos en la pantalla y la adrenalina a tope. Con un simple clic ha apostado 10 euros en un partido de fútbol.

Si gana, se llevará 100. Si pierde… bueno, siempre habrá una segunda oportunidad, ¿verdad? Ahora multiplica esta escena por miles. Lo que empieza como un juego, una diversión aparentemente inofensiva, puede convertirse en una espiral peligrosa. Según datos recientes, uno de cada cuatro adolescentes en Murcia ha apostado dinero online en el último año, una cifra alarmante que duplica la media nacional. Y el 28,9% lo ha hecho de forma presencial, casi el doble que la media nacional. ¿Cómo hemos llegado aquí? ¿Casualidad? Para nada.

España es el segundo país de Europa con más casas de apuestas por habitante. Y la región de Murcia encabeza la lista dentro del país. Los adolescentes están en el epicentro de una industria que mueve miles de millones y que utiliza estrategias de marketing cada vez más sofisticadas para atraerlos. Los jóvenes se han convertido en el objetivo de una industria multimillonaria que utiliza tácticas agresivas de publicidad, plataformas digitales y la normalización cultural del juego para atraparlos.

Hoy, en Memoria de Pez, analizamos esta crisis silenciosa con alguien que sabe del tema. Nos acompaña el profesor Juan Carlos Solano, sociólogo e investigador de la Universidad de Murcia, coautor del estudio La adicción de la población adolescente a los juegos de hacer entre la influencia cultural, la accesibilidad y la permisividad legal. Bienvenido, profesor.

¿Qué tal? ¿Cómo estás? Muy bien.

Bueno, profesor, según su estudio, la edad media de inicio en el juego de azar en España se sitúa cerca de los 15 años, a pesar de que la ley lo prohíbe. ¿Cómo es posible que un adolescente tenga tan fácil a las apuestas? Realmente es por un incumplimiento de la norma. Simplemente es por eso. No hay un seguimiento ni siquiera del a los centros. Me refiero a las salas de juego y las salas de apuestas.

Las salas de apuestas son relativamente atractivas en la medida en que se asocia con apuestas deportivas o también, por ejemplo, con consumir un desayuno barato, que es una forma de la estrategia, ese marketing que utilizan. Hay una permisibilidad legal, hay una permisibilidad también cultural sobre el a las salas de juego, a las salas de apuestas. Porque ha sido normal. Yo recuerdo en mi infancia que nos permitían fácilmente ir a las salas de apuestas, donde se echaba la quiniela y jugábamos los chavales, con 12, 13, 14 años, jugábamos a la quiniela.

Porque era una forma de entrar en el mundo adulto, de imitar el comportamiento adulto. Y es así. Si se ven las denuncias que hay, ya no solo en la región, sino en España en general, sobre los adolescentes o jóvenes o menores de edad que han accedido a las salas de apuestas o salas de juego, son escasos, son muy pocos. Eso va en contra realmente de lo que los datos nos dicen, que los chavales acceden con 15 años a salas de apuestas y a juegos online. ¿Qué es más fácil encontrar en un barrio obrero de Murcia, una biblioteca o un salón de apuestas? Un salón de apuestas, con mucha diferencia.

Sí, eso está claro. Además, estas empresas desde el punto de vista del marketing lo hacen muy bien. ¿Por qué? Porque ellos saben perfectamente que hay una serie de factores de riesgo. Por ejemplo, un factor de riesgo, como puede ser el entorno, la vulnerabilidad, por así decirlo. Y las vulnerabilidades son muchos factores.