Carta a un Amigo 562d6w

Escuchá la Radio Paraguaya desde la costa este de los Estados Unidos, desde la página www.desdenuevayork.online.

Oñondivepá, Paraguay, Radio Tribuna, que transmite desde la costa este de los Estados Unidos.

Bueno, llegamos a nuestro momento especial de nuestra cartita, cartita de amor, y esta vuelta es una carta muy pero muy linda, muy sentida, con una profundidad espiritual extraordinaria, y llegó esta carta desde México hace ya unas semanas, y hoy le damos la oportunidad de salir a la luz, y salir a través de los micrófonos de Radio Tribuna.

Es la carta de una amiga a un amigo, y a este amigo le pusimos el nombre de Luis, pero ustedes saben que los nombres son ficticios por respeto, y porque no tenemos el permiso ni la autorización de llamar a las personas por su nombre en estas cartas que ponemos a consideración de toda la audiencia, así es que el nombre de Luis es un nombre ficticio.

Aclaramos eso a toda nuestra audiencia.

Esta carta llegó de México, estuvo en nuestro archivo por varias semanas, y hoy le damos la oportunidad de compartir con toda la audiencia esta historia.

Y es una carta, dice, carta a Luis, mi amigo eterno, y dice así, querido Luis, hoy con el corazón hecho pedazos y la voz quebrantada por la ausencia me siento a escribirte estas palabras que quizás nunca te dije con la claridad que merecías.

Me cuesta aceptar que te has ido tan deprisa, como si la vida misma hubiera tenido miedo de retenerte un poco más.

Esta enfermedad cruel, injusta y despiadada te robó la salud, el aliento, pero no pudo tocar tu luz.

Luis, amigo mío, todavía siento tu presencia en cada acto de bondad que me rodea.

Porque tú, desde que te conocí, fuiste una muestra viviente de lo que significa dar sin esperar nada a cambio.

Visitabas hogares de ancianos como si fueran tu propia casa, abrazabas a niños huérfanos como si fueran tus hijos, y recogías animales de la calle con una ternura que sólo tienen los corazones puros.

Nunca vi en ti un gesto de juicio, sólo compasión.

Nunca te escuché una queja, sólo palabras de aliento para los demás.

Le diste de comer al hambriento, escuchaste al solitario, consolaste al doliente.

Y lo hiciste todo con la humildad de quien no busca aplausos, sino simplemente hacer del mundo un lugar un poquito más humano.

Por eso duele tanto, Luis, tu partida.

Porque los buenos, los de verdad, dejan un hueco imposible de llenar.

Pero también dejan semillas, y tú sembraste muchas en cada uno de los que te conocimos, en cada sonrisa que lograste dibujar, en cada vida que tocaste.

Luis, si yo pudiera retroceder el tiempo, te diría mil veces gracias.

Gracias por tu amistad leal, por tu cariño sincero, por tu ejemplo silencioso pero poderoso.

Gracias por enseñarme que el amor verdadero no hace ruido, pero transforma.

Quedar sin medida es una forma de eternidad.

Hoy solo me queda, querido Luis, prometerte que seguiré tu legado, que no dejaré que el dolor me venza, sino que convertiré tu recuerdo en acción, en compasión, en ternura hacia los más débiles.

Porque así eras tú, y así quiero recordarte.

Descansa amigo, que allá donde estás, la luz que llevabas dentro brille sin límites.

Y si puedes leer estas palabras...