Conejos blancos, de Leonora Carrington 46244i

Los cuentos de la casa de la bruja tu pocas semanal de relatos de misterio ciencia ficción terror cada viernes al caer la noche un nuevo relato si te gusta nuestro contenido suscribe te y si te encanta hazte fan desde el botón azul apoyar y accede a todo el conteo unido extra y ahora disfruta de este programa los cuentos de la casa de la bruja presentan conejos blancos de leonor a cada rincón ha llegado el momento de contar los sucesos que comenzaron en al número cuarenta de la calle parecía como si las casas de color negro rojizo hubiesen surgido misteriosamente del incendio de londres el edificio que había frente a mi ventana con unas cuantas volutas de enredadera tenía el aspecto negro y vacío de una morada azotada por la peste y la vida por las llamas y el humo no era así como yo había imaginado nueva york hacía tanto calor que me dieron palpitaciones cuando me atreví a dar una vuelta por las calles así que me estuve sentada contemplando la casa de enfrente mojando mi de cuando en cuando la cara empapada en sudor la luz nunca era muy fuerte en la calle peste había siempre una eminencia de humo que volvía turbia y me vino a la visibilidad sin embargo era posible a examinar la casa de enfrente con detalle incluso con precisión además yo siempre he tenido una vista excelente me pase varios días intentando descubrir en frente alguna clase de movimiento pero no percibe y ninguno y finalmente adopten la costumbre de vestirme con total despreocupación delante de mi ventana abierta y hacer optimistas ejercicios respiratorios en el aire censo de la calle esto device dejarme los pulmones tan negros como las casas una tarde me lave el pelo y me senté afuera en el diminuto arco de piedra que hacía de balcón para que se me sacara apoye la cabeza entre las rodillas y me puse a observar una moscardó que chupaba el cadáver de una araña a mis pies al los ojos mire a través de mis cabellos largos y vi algo negro en el cielo inquietante mente silencioso para que fuera un aeroplano me separé el pelo a tiempo de ver bajar un gran cuerpo al balcón de la casa de enfrente se posó en la bala mostrada y miró por la ventana vacía luego metió en la cabeza debajo de un ala bush sacándose piojos al parecer unos minutos después no me sorprendió demasiado ver a abrirse a las dobles puertas y asomarse al balcón una mujer llevaba un gran plato de huesos que vacío en el suelo con un breve disfraz nido de agradecimiento el cuervo salto abajo y se puso obra en su comida repugnante la mujer que tenía un pelo negro la riquísimo lo utilizo para limpiar el plato luego me miró directamente y sonrió de manera amistosa entonces sonreía mi vez y agite una toalla esto la ánimo porque hecho en la cabeza para atrás con coquetería y me dediqué con un elegante salud a la manera de una reina tiene un poco de carne pasaba que no necesite me gritó un poco de que gripe yo preguntándome si me habría engañado el oído de carne en mal estado carne en descomposición en este momento no conteste preguntándome si no estaría bromeando y tendrá para el fin de semana si fuera así le agradecería inmensamente que me la trajera a continuación volvió a meterse en el balcón vacío y desapareció el cuerpo alzó el vuelo mi curiosidad por la casa y su ocupante me impulsa a comprar un gran trozo de carne a la mañana siguiente lo puse mi balcón sobre un periódico y espere en un tiempo relativamente corto el olor se volvió tan fuerte que me vi obligado a realizar mis tareas diarias con una pinza fuertemente apretada en la punta de la nariz de cuando en cuando bajaba a la calle a respirar hacia la noche del jueves no te que la carne estaba cambiar